A él y a varios demandantes que habían denunciado a Red Bull por publicidad engañosa. En el caso de Careathers, consumidor habitual de la bebida, su argumento fue que tras 10 años de consumo no tenía alas ni había mejorado su rendimiento intelectual o deportivo.
"A pesar de que existe una falta de verdadero apoyo científico a la afirmación de que Red Bull proporciona más beneficios a un consumidor que una taza de café, los acusados [Red Bull] comercializan su producto como una fuente superior de 'energía' […]. Este tipo de conducta significa que la publicidad y la comercialización [de Red Bull] no es sólo 'bombo', puede ser engañosa y fraudulenta y, por tanto, recurrible", dice la demanda.
En un comunicado, la empresa ha señalado que prefiere resolver la demanda para evitar entrar en mayores costes por litigios. Sin embargo, mantiene que su marketing siempre han sido "veraces y precisos" y ha negado cualquier mala acción o responsabilidad.
La compañía tendrá, por tanto, que indemnizar a cada consumidor con 10 dólares (casi 8 euros) o un cheque regalo de productos de la marca valorado en 15 dólares (unos 12 euros) a aquellas personas que se hayan sentido 'decepcionadas' entre el 1 de enero de 2002 y el 3 de octubre de 2014. Teniendo en cuenta los consumidores que se han unido para llevar a cabo el proceso judicial, la cifra total asciende a unos 13 millones de dólares (más de 10 millones de euros). Lo más curioso es que no se requiere una prueba de compra. Eso sí, la 'oferta' solo se aplica a los clientes de EEUU.
Esto ha provocado que la web que la compañía ha habilitado para procesar los reembolsos haya sido saturada por los usuarios, dejándola inactiva durante unas horas. Con todo, el acuerdo aún debe ser aprobado por un tribunal neoyorquino el 1 de mayo de 2015, por lo que los demandantes no podrían reclamar pagos hasta 150 días después de la resolución final.
GONZOO