A pesar de tener cáncer, Elizabeth Joice rescindió de todos los exámenes y terapias para lograr el nacimiento de su bebé. Este acto de amor, le valió la vida.
Cuando la vida de nuestro hijo está en peligro no hay nada que nos
pueda impedir hacer todo lo posible para salvarlo, así sea a cambio de
nuestra vida. Este fue el caso de Elizabeth Joice, una madre que tuvo
las agallas de priorizar la salud de su hijo, desde que se encontraba en
su vientre, que por la de ella.
A Elizabeth Joice le detectaron un severo
cáncer y casi al mismo tiempo su embarazo. Si decidía controlar la
enfermedad, debía que someterse a rayos y resonancia magnética que
afectarían la salud del bebé. Sin pensarlo dos veces, Elizabeth decidió
paralizar los exámenes y tratamientos para priorizar la vida de su hijo.
A pesar de los terribles dolores y malestares
que le ocasionaba la enfermedad, cualquier incomodidad valía la pena
por el bienestar del bebé. Tras los siete meses de embarazo, Lily Anne
Joice nació. Sin embargo, la salud de Elizabeth estaba mucho más
deteriorada, la enfermedad se había extendido a los pulmones, abdomen y
corazón.
Luego de dos meses del nacimiento de su hija,
Joice falleció en el hospital. En símbolo de esta gran muestra de amor
con su hija, los amigos de Elizabeth y Max han recaudado fondos para
hacer de esta bella un documental llamado “40 semanas”.
Esta es una de las mayores muestras de amor que puede existir en la tierra, el amor de una madre.