A continuación, se
podía leer: "El obispo de Sevilla, Rubén Sempiterno, en declaraciones a
la cadena cope, ha confirmado que a partir ahora es necesario para
casarse presentar un certificado de virginidad...".
La imagen que acompañaba la noticia era ésta:
Para los que estamos
en el "ajo", al menos en el católico, la misma foto nos dice que esta
noticia es falsa. ¿Por qué? Por las vestiduras que lleva el señor de la
izquierda.
¿Y para quién no sepa
de telas episcopales? El mismo nombre del presunto obispo nos da la
clave de que es falso. El de Sevilla se llama Juan José Asenjo.
El apellido "Sempiterno" también nos revela que estamos ante una trola. Sempiterno: siempre eterno.
Y puestos a pedir, el
comienzo de la noticia -El Obispo de Sevilla-, delata igualmente que
esto no es cierto, ya que de serlo, tendría que decir "El Arzobispo de
Sevilla".
Las personas que no
conocen estas cosas de la Iglesia, ¿cómo pueden saber si la noticia es
cierta? Aquí es donde apelo al sentido común. Sea cual sea nuestro
conocimiento y vinculación con la Iglesia, al leer el encabezado de la
noticia deberíamos de darnos cuenta que no es verdad. ¡Sentido común!
¿Y por qué traigo
esto al blog?, se puede preguntar alguien. Desde luego no es para
ilustrar a nadie en "telares y dignidades episcopales".
He querido traeros
esta noticia para que reflexionemos en que a veces, nos tragamos
cualquier chisme, broma o bulo. Y esto nos hace vulnerables ante quien
tiene el poder de la información.
De las personas que
han comentado la noticia en el muro de mi amiga, ninguna se ha molestado
en contrastar la noticia. Todos la han dado por cierta.
Considero que lo que
nos hace manipulables a los "intereses interesados" (valga la
redundancia) no es que no sepamos de todo, cosa imposible, sino el no
contrastar aquello que se nos dice y la predisposición que tenemos ante
eso que se nos comunica.
Si yo soy una persona
a la que la Iglesia le cae mal, por ejemplo, y me dicen que para poder
casarme por la Iglesia me van a exigir un certificado de virginidad,
evidentemente que me comeré la noticia en crudo, y pondré a la Iglesia
pingando, alegando que eso pasa por usar vino en misa.
Dejando a un lado la
Iglesia, el vino y la virginidad, considero necesario que al menos
sepamos que detrás de un gigante de la comunicación hay una persona que
quiere que pienses como ella. Y como tiene un montón de pasta,
intentará, por medio de chismes, bromas o bulos, imponerte sus ideas.
Esto me lleva a otro tema en el que no voy a entrar, al menos por ahora: ética y comunicación social.