Si la compra de WhatsApp por parte de Facebook -la semana pasada- ya disparó todo tipo de especulaciones, la caída este sábado de la aplicación de mensajería durante cerca de cuatro horas desencadenó un auténtico festival del bulo.
"Hola, soy Mark Zuckerber (sic), director de Facebook y ahora también de WhatsApp, este mensaje es para informar a nuestros usuarios que sólo nos quedan 530 cuentas disponibles para nuevos teléfonos, y que nuestros servidores han estado recientemente muy congestionados, por lo que estamos pidiendo su ayuda para solucionar este problema. Necesitamos que nuestros usuarios activos reenvíen este mensaje [...] Si usted no envía este mensaje a todos sus contactos de WhatsApp, su cuenta permanecerá inactiva con la consecuencia de perder todos sus contactos".
Tres versiones de uno de los bulos que circulan sobre WhatsApp.
Este es uno de los numerosos mensajes falsos que están circulando entre los usuarios de WhatsApp. La supuesta advertencia enviada por Mark Zuckerberg circula en diferentes versiones, en las que cambia el nombre del supuesto "director" de WhatsApp (Germán Menafre, Fredy Sánchez...) y los colores de los iconos que lo acompañan. De hecho, el bulo no es nuevo, ya había circulado anteriormente, pero cada cierto tiempo vuelve. En él, además de instar a los usuarios a reenviar la advertencia, informa de que, de no hacerlo, "los mensajes por Whatsapp empezarán a tener un coste de 0.37 centavos".
Pues bien, lejos de valorar lo insólito del contenido del mensaje, lejos de sospechar de que la compañía use un mensaje en cadena para tal información, o del simple hecho de que aparezcan términos como "centavos" o "pesos", miles de usuarios de WhatsApp en España le dieron al botón de reenviar. "Por si acaso".
Es cierto que WhatsApp no se ha caracterizado precisamente por la transparencia, o más bien definición, de su política (si es de pago o no, por ejemplo), y que sus agujeros de seguridad han sido denunciados en más de una ocasión. Pero a veces sólo hace falta un mínimo ejercicio de cuestionamiento para darse cuenta de que el mensaje es a todas luces falso.
Uno de los bulos que circulan sobre Facebook. En este caso el bulo es claro dado que no existen los días 29, 30 y 31 de febrero.
La popularización de WhatsApp (paralela a la proliferación de los smartphones) ha convertido esta aplicación en caldo de cultivo de bulos y leyendas urbanas, como antes sucedió con el correo electrónico.
Advertencias de medicamentos con efectos perniciosos (los cuales, según el mensaje,la prensa oculta no se sabe bien por qué). Avisos de virus informáticos "muy peligrosos". Alimentos adulterados que están en el supermercado (de los que la prensa y Sanidad tampoco informarían por "oscuros intereses"). Cadenas de mensajes que, de no continuarlas, te dejan sin correo electrónico o sin servicio de mensajería instantánea. Cadenas que, para tener "buena suerte", te invitan a compartir que el presente año es especial porque el mes de octubre tiene cinco lunes, cinco martes y cinco miércoles, algo que, según el mensaje, solo sucede cada 800 años, pese a que una simple operación matemática lo desmonte...
Otro de los bulos que circulan recurrentemente.
Son los conocidos como 'hoax', bulos que se convierten en virales al ser compartidos por infinidad de usuarios de Internet, y que tienen varias características que los hacen fácilmente identificables: proceden de una fuente anónima; se insta a compartirlo con el mayor número posible de contactos por la "importancia" del mensaje, o porque así se garantiza buena suerte o dinero; muchos hablan de amenazas para la salud, conspiraciones urdidas por la industria farmacéutica, alimentaria, 'lobbies'...
El pasado octubre, alguien se inventaba que el Metro de Madrid había sufrido amenazas de bomba en varias líneas, lo escribía en un mensaje y lo reenviaba a sus contactos con una petición de hacerlo circular. Dicho y hecho: horas después prácticamente todo Madrid estaba sobre alerta... de una falsa alerta. [Lea la noticia]
Según un estudio de la Asociación de Internautas, el 64% de las personas que recibe el bulo ni siquiera lo lee; sin embargo, sí lo hace un 34%. De ellos, sólo un 11% lo reenvía a sus contactos. Suficiente, a la vista de lo sucedido, para que una mentira se convierta en viral.
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