Para hacer “dinero fácil” y animada por uno de sus primos, una menor de 15 años de edad de San Luis Potosí ofreció sus servicios sexuales a través de una cuenta de Facebook. Un hombre la contrató, pero fueron descubiertos por la policía.
La adolescente y su cliente fueron detenidos por la Policía Estatal. Al parecer, ésta recibió la denuncia de que la pareja entró “de forma muy sospechosa” al hotel “Zar” en la capital del estado.
Cuando la policía llegó al lugar, los empleados confirmaron el aviso y dieron el número de la habitación en la que estaban hospedados desde hacía una semana.
Al llamar a la puerta, el hombre salió y confirmó que lo acompañaba una joven a quien contrató por teléfono para tener relaciones sexuales. La menor dijo que no tenía parentesco con el hombre y que lo contactó por la red social con el apoyo de su primo.
Luego de negociar por teléfono, el acuerdo fue salir a cenar e ir a un hotel. No dijo cuánto dinero le pagaría por eso.
Antes de ser arrestados, el hombre ofreció a los policías un teléfono iphone, 22 dólares americanos y 130 pesos mexicanos para librar la detención; la chica quiso darles 100 pesos.
Ambos fueron presentados ante un fiscal; él, por corrupción de menores y cohecho; ella, como presunta responsable de cohecho.
Reportes de prensa de la capital de San Luis Potosí aseguran que cada vez es más común observar a adolescentes que ofrecen sexoservicio en el parque Luis Donaldo Colosio, en el centro de la capital.
Sin embargo, aseguran que no son víctimas de proxenetas, sino que lo hacen por su propia decisión para comprarse ropa de moda, zapatos y un teléfono inteligente de moda.
El martes pasado, el Consejo Estatal de Población, el Postgrado de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y la organización civil Educación y Ciudadanía, A.C. presentaron el “Diagnóstico del ciclo vital de las mujeres en situación de prostitución y su relación con el proxenetismo”.
En él destacaron que entre algunas motivaciones de las mujeres para practicar la prostitución están sus vulnerabilidades sociales, culturales, familiares y emocionales.