viernes, 31 de enero de 2014
La Mezquita Mayor de Córdoba surge fruto de la síntesis de dos culturas: la hispánica y la islámica.
el año 711 d.C. los musulmanes desembarcaron en la Península Ibérica y comenzaron a extender su sobre los hispanos, fruto arto de la relación entre las dos culturas surgió un estilo artístico el hispanomusulmán el cual, conjugaba las antiguas formas visigóticas de la Península con los elementos artísticos del arte islámico.
La construcción se comenzó en el año 786 por orden del emir de Córdoba Abd al-Rahman I y el emplazamiento escogido fue el solar que ocupaba la antigua Basílica de San Vicente de la cual, se reaprovecharon algunos elementos.
La mezquita que, normalmente debería estar orientada hacia el este (lugar donde se encuentra La Meca), en esta ocasión se orienta hacia el Sur. Algunos autores han pensado que su extraña orientación es fruto de la nostalgia del emir hacia su tierra Damasco o por ser el lugar donde llegó Abd al-Rahman, aunque todavía estas hipótesis son muy discutidas.
En su primera etapa constructiva Abd al-Rahman I planteó un espacio sagrado volcado hacia el interior como rigen los preceptos del Corán.
La mezquita, de planta cuadrada, contaba en su parte un haram (sala de oraciones) con once naves longitudinales separadas por columnas y doce calles paralelas al muro de la quibla (muro que marca la orientación hacia la Meca); en esta misma época también se construyó un patio (sahn) con pórticos (denominados riwat) y una fuente para las abluciones, el sabil. Sobre las columnas se levantan dos arquerías que consiguen otorgar verticalidad al conjunto, la inferior con arcos de herradura y la superior con arcos de medio punto.
En época de Hisham I se terminó el patrio y se construyó un alminar (torre desde donde se llamaba a la oración) que hoy no se conserva puesto que fue derribado por Abd al-Rahman III.
Con el tiempo la primitiva mezquita se habría quedado pequeña para la creciente cantidad de fieles que allí acudían a realizar la oración de los viernes. Abd al- Rahman II decidió ampliar el haram derribando el muro de la quibla y añadiendo otras ocho calles al conjunto.
Su sucesor Abd al- Rahman III amplió el patio y construyó un nuevo alminar en sustitución al que había y que lamentablemente solo conocemos a través de grabados o dibujos puesto que fue incorporado al campanario al cristianizar la mezquita.
Al- Hakam II llevó a cabo una nueva ampliación derribando de nuevo la quibla y aumentando el harem en doce calles más, además se abrieron grandes cúpulas nervadas que permitieron iluminar la sala de oraciones. En esta época también se modificó la configuración de la quibla que hasta entonces había sido un simple muro con un nicho (minhrab); ahora la quibla se configura como un doble muro por lo que el minhrab adquiera un espacio arquitectónico propio a modo de pequeña capilla.
De nuevo la mezquita surge una última reforma de la mano de Almanzor, sin embargo en esta ocasión la cercanía con el río Guadalquivir no permitió que la mezquita siguiera creciendo hacia el Sur como hasta ahora. La intervención de Almanzor tuvo que realizarse hacia el Este. Se amplió de nuevo el harán con ocho nuevas naves y se construyó un muro de quibla sencillo lo que dio lugar a no desplazar el minhrab y que éste quedara descentrado hacia la izquierda.
Cuando los cristianos reconquistaron Córdoba, hicieron de la mezquita musulmana una “nueva” catedral lo que alteró aún más su, ya de por sí, extraña configuración y la convirtió en un símbolo de la unión de diferentes culturas.
En cuanto a los materiales empleados en la construcción debemos señalar el uso de la piedra caliza en los muros, el ladrillo y piedra en los arcos y el mármol en las columnas (aunque la mayoría son reaprovechadas de construcciones romanas y visigodas).
A través de la decoración se enmascara la pobreza de los materiales constructivos y se ofrece un aspecto suntuoso tanto por la variedad de técnicas como de materiales, destacando sobre todo la policromía de las dovelas de las arquerías en rojo y blanco.
La mezquita se comprende como una plasmación del pensamiento religioso islámico. Vida, religión y arte son el todo indisoluble que caracterizó la cultura hispanomusulmana y el reflejo de la civilización musulmana.
Mezquita de Córdoba | La guía de Historia del Arte