Alberto Ruiz-Gallardón ha transmitido a Mariano Rajoy su decisión de abandonar el Gobierno en el caso de que su reforma de la ley del aborto sea modificada en algún aspecto sustancial. La polémica suscitada por algunos 'barones' ha movido al ministro de Justicia a transmitir su advertencia al presidente del Gobierno.
No aceptará ni un solo retoque sustancial a su proyecto de reforma de la ley del aborto. El ministro de Justicia ha hecho saber a Mariano Rajoy que, en el caso de que se cambie algún aspecto fundamental de su propuesta, se irá a casa. O, al menos, dejará el Gobierno. Está por ver. "Pero la advertencia va en serio", comentaba a este periódico una persona de su estrecha confianza.
Dudas y polémica
Gallardón ha mostrado en público su convicción de que el texto legal no sufriría cambios esenciales. Sin embargo, la polémica suscitada en el partido, especialmente por parte de algunos 'barones' regionales como Núñez Feijóo o José Antonio Monago, ha abierto la puerta a las dudas. Y a las sospechas.
El ministro dijo ayer sentirse respaldado para sacar adelante su reforma. "Tengo el apoyo del presidente del Gobierno y del Gobierno en pleno", señaló en unas declaraciones tras inaugurar un congreso sobre Gestión de Pluralismo Religioso, en la Casa Árabe de Madrid. Ni los principios, ni los supuestos. El ministro siempre ha mentenido con firmeza su defensa de modificación la llamada 'ley Aído', la norma aprobada en los tiempos de Rodríguez Zapatero que incluía el procedimiento de los plazos en la interrupción del embarazo. "Hay aspectos susceptibles de mejora en la tramitación, pero no voy a permitir ni consentir que se modifiquen los aspectos sustanciales del proyecto", ha declarado con insistencia el ministro.
Fundamentalmente, el de la desaparición del tercer supuesto, referido a la malformación del feto, un punto clave de la reforma y principal objeto de la polémica. "No se puede decir que un no nacido, por tener alguna discapacidad, tiene menos derecho a la proteccón de su vida que la de un concebido sin discapacidad", declaraba recientemente Gallardón para defender un aspecto esencial de su proyecto.
Tardía reacción
Todas las fuerzas políticas de la izquierda han arremetido en forma vehemente contra esta iniciativa parlamentaria, hasta el punto de que ha puesto nerviosos a algunos dirigentes del partido. "No se entiende por qué reaccionan ahora de esta forma cuando conocían el texto desde hace meses y nada han dicho en las instancias orgánicas del partido", comentaba días atrás un colaborador del titular de Justicia. "Hay mucha hipocresía y oportunismo, y no sólo entre socialistas", aseveraba.
Gallardón ha comunicado tajantemente a Rajoy que si se toca, lo modular, lo fundamental, se irá. Dará un portazo. "Hará un Lasquetty", comentaba ayer en broma la fuente, en referencia al consejero de Madrid que aparentemente dimitió tras fracasar su plan de externalización de los hospitales. El presidente del Gobierno avala desde el primer minuto esta ley. Siempre le ha apoyado. Pero ante la tormenta de las últimas semanas, sus pronunciamienos sobre el particular han sido ambigüos y hasta tibios. Lo que ha dado lugar a que desde el propio PP aumentaran las voces críticas.
Está por ver si el ministro, que a lo largo de su carrera ya ha anunciado su voluntad de retirarse de la política al menos en más de media docena de ocasiones, lo vaya a hacer ahora. El proyecto de ley no sólo figura en el programa electoral del partido sino que Gallardón lo considera totalmente en la línea de los valores que defiende el PP.