Un avión de Unicef aprovechó la celebración del Barça-Madrid en la noche del pasado sábado para sobrevolar el Camp Nou y arrojar al césped varios libros de texto pensados para la alfabetización de niños y adultos, según relata el becario deportivo de El Mundo Today.
La caída del material educativo interrumpió el juego y enfureció al público, que aguardaba impaciente en las gradas mientras los futbolistas se acercaban temerosos a los libros, tocándolos primero con las botas claramente desconcertados.
El portero blaugrana, Claudio Bravo, se atrevió a tocar un ejemplar de “Mi primera enciclopedia Larousse” protegido con sus guantes, observando los caracteres impresos en las páginas con asombro.
El resto de los jugadores, incluyendo a los del equipo contrario, se arremolinó a su alrededor y todos permanecieron absortos durante diez minutos, ajenos a las protestas de la hinchada y a los gritos de los técnicos, que reclamaban su vuelta al trabajo.
Finalmente, el árbitro se acercó al corrillo y empleó su silbato para dispersar a los jugadores, que volvieron a sus posiciones a regañadientes mientras los libros eran retirados del césped y amontonados en uno de los laterales del estadio.
“Hemos sabido dominar el partido y hemos podido cortar de raíz los ataques de la delantera madridista, ha sido un buen trabajo. Pero me he quedado con ganas de saber si el osito Patá conseguía encontrar el camino de vuelta a casa. Le pediré al entrenador que me lea las páginas que faltan”, admitía el defensa Gerard Piqué.
Claramente disgustado, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, aseguró tras el 2-1 que “prefiero una y mil veces que les tiren botellas de agua o latas de cerveza. Los dibujos de ‘El pirata avinagrado y su troupe de locos, locos marineros’ han roto la concentración del equipo y esto explica que el Barça haya logrado intimidar con sus contragolpes pese a haber dominado nosotros toda una hora”.
Unicef ha pedido disculpas a la afición de ambos equipos por la inesperada irrupción de los voluntarios de la organización, pero ha justificado su actuación criticando “el nulo interés que muestran los propios clubes por la alfabetización de sus jugadores, a los que nadie ha despertado aún la curiosidad por la lectura y el desarrollo de su potencial intelectual”.