Hay gente que come y come y no engorda nunca, y por el contrario, hay
otros que engordan con solo mirar la comida. Científicos de Sevilla y Chicago han podido dar con la respuesta a esta injusticia.
La instigación ha detectado el gen de la gordura. Se llama iroquois,
y se conoce desde hace décadas, pero nadie había imaginado que se
dedicaba a esto y contribuyera a la epidemia mundial de obesidad y
diabetes.
Tras dicha revelación, la pregunta es obligada, ¿hay remedio para
tratar este gen?. ”Faltan dos cosas”, responde el líder del equipo
sevillano, José Luis Gómez Skarmeta. “Primero tenemos que diseccionar el
elemento de ADN regulador que hemos identificado; y después ver cuál es
la red de genes regulados por él, porque entre ellos estarán las dianas
interesantes para probar baterías de nuevos fármacos”.
El resultado de este descubrimiento no solo afecta al campo de la
obesidad y la diabetes, sino a la mayoría de los estudios de propensión
genética a cualquier enfermedad que se han hecho en los últimos 10 años,
los mencionados GWAS, o estudios de asociación de amplitud genómica
entre las variantes del ADN y las enfermedades humanas.