LA BODA QUE RECORDAMOS FUE UN PARIPÉ MONTADO POR DIEGO TORRES
Un nuevo informe remitido por Hacienda al juez Castro podría, por fin, acabar con el calvario que está viviendo la infanta Cristina por culpa del caso Noós.
Ya no se trata de la venta de 13 inmuebles con el
DNI de la infanta “por una inexplicable cadena de errores”, ni de que la
pobre mujer no supiera nada de las decisiones de los consejos de administración de los que formaba parte y cuyas actas firmaba. Ya no se trata de aceptar facturas por valor de casi 70.000 euros al considerarlas “simuladas” en vez de “falsas”.
Esta vez Hacienda ha recurrido la mayor: la infanta Cristina nunca habría estado casada con Iñaki Urdangarían, y sus hijos podrían ser, también, una simulación de la que ella poco sabe.
Aquel 4 de octubre de 1997 que todos recordamos con emoción, la infanta y el resto de la familia real habrían acudido a la catedral de Santa Eulalia, en Barcelona, de visitilla cultural, antes de irse a merendar a un bar de Poble Nou. El resto fue un paripé montado por los medios de comunicación y, posiblemente, por Diego Torres, futuro socio de Urdangarín y auténtico y único malvado de toda la trama.