El momento del descenso.
El hecho ocurrió en la montaña Musa Achitara cuando dos jóvenes se lanzaron a hacer “zorbing”,
una práctica que consiste en tirarse por la nieve dentro de una esfera,
pero perdieron el control y uno falleció. El otro muchacho resultó
gravemente herido.
Dos jóvenes rusos amantes de la aventura extrema
querían celebrar la llegada de 2013 poniendo a prueba su adrenalina
dentro de una bola de plástico de dos plazas. Pero la diversión terminó
en tragedia cuando se salieron de la pista y acabaron rodando montaña
abajo, rebotando en rocas y sobre acantilados. Uno de los chicos murió y
el otro está herido, publica ElMundo.es.
Sucedió la mañana del 3 de enero, según informa el periódico ruso 'Komsomolskaya Pravda'. Denis Burakov llegó a la montaña Musa Achitara -un lugar turístico del Cáucaso muy popular entre los amantes de la nieve- para ir a esquiar, pero le llamó la atención la gran bola transparente denominada 'zorb', que habitualmente mide unos 3,5 metros de diámetro y dentro de la cual pueden 'viajar' dos personas bien amarradas. Normalmente el invento rueda pista abajo no más de cien metros.
Un 'viaje', como se ve decir en ruso al instructor en el vídeo, cuesta 300 rublos: siete euros y medio. Denis consiguió un compañero para su primera vez haciendo 'zorbing' (un deporte de riesgo inventado en los años 70 en Nueva Zelanda), y así Vladimir y él se metieron dentro de la bola sujetos con un cinturón de seguridad. En la escena se ve cómo el instructor da el último empujón y empiezan a rodar cuesta abajo hacia donde se encuentran los ayudantes esperándolos. Un amigo de Denis, que está rodando la escena, ríe divertido al ver a su colega empezar a centrifugarse.
Pero las risas se tornan gritos y preocupación cuando la bola en la que bajan los dos 'zorbinautas' empieza a perder el control, se sale de la pista por la derecha para rebotar y volver a cruzar el camino y salir por la izquierda mientras dos asistentes tratan sin éxito de frenarla. Por un momento la bola parece detenerse justo delante del enorme valle. El instructor que los lanzó tranquiliza a los amigos.
- ¡Alto ahí! ¡Alto! Sí, bien. No pasa nada.
Pero la pelota vuelve a rebotar y dribla al último operario. Rueda por la colina y no se detiene, y continúa su camino hacia el abismo.
- ¿Qué hay ahí abajo? – pregunta inquieto el compañero de Denis mientras graba.
- No hay nada ahí. ¡Catástrofe! - responde alguien detrás de la cámara.
La bola no deja de coger velocidad y desaparece de la imagen. La grabación termina, pero desgraciadamente las cosas no iban a detenerse ahí. Denis y Vladimir descendieron a una velocidad terrible el desfiladero de Ganachirskogo, que tiene una pendiente del 70%, orbitando dentro de la bola de plástico transparente a lo largo de un kilómetro y medio y golpeándose contra las rocas. Así lo ha dicho a los medios rusos Sergei Shuvaev, del Departamento de Investigación de la región Karachay-Cherkesia.
Una persona que pasaba por el valle grabó unos segundos extra de la trágica odisea, unos instantes que aparecen al final del vídeo, en los que se ve el 'zorb' 'volando' cuesta abajo y rebotando sobre las rocas.
Finalmente encontraron a ambos en la orilla de un lago congelado, en una zona rodeada de bosque a la que era difícil acceder con los equipos de rescate. Denis todavía estaba vivo, pero con una fractura por compresión de la columna vertebral, así que murió de camino al hospital. Vladimir, de 33 años, tenía una conmoción cerebral y lesiones menores. Ambos son de la ciudad rusa de Piatigorsk, según la agencia RIA Novosti.
Sucedió la mañana del 3 de enero, según informa el periódico ruso 'Komsomolskaya Pravda'. Denis Burakov llegó a la montaña Musa Achitara -un lugar turístico del Cáucaso muy popular entre los amantes de la nieve- para ir a esquiar, pero le llamó la atención la gran bola transparente denominada 'zorb', que habitualmente mide unos 3,5 metros de diámetro y dentro de la cual pueden 'viajar' dos personas bien amarradas. Normalmente el invento rueda pista abajo no más de cien metros.
Un 'viaje', como se ve decir en ruso al instructor en el vídeo, cuesta 300 rublos: siete euros y medio. Denis consiguió un compañero para su primera vez haciendo 'zorbing' (un deporte de riesgo inventado en los años 70 en Nueva Zelanda), y así Vladimir y él se metieron dentro de la bola sujetos con un cinturón de seguridad. En la escena se ve cómo el instructor da el último empujón y empiezan a rodar cuesta abajo hacia donde se encuentran los ayudantes esperándolos. Un amigo de Denis, que está rodando la escena, ríe divertido al ver a su colega empezar a centrifugarse.
Pero las risas se tornan gritos y preocupación cuando la bola en la que bajan los dos 'zorbinautas' empieza a perder el control, se sale de la pista por la derecha para rebotar y volver a cruzar el camino y salir por la izquierda mientras dos asistentes tratan sin éxito de frenarla. Por un momento la bola parece detenerse justo delante del enorme valle. El instructor que los lanzó tranquiliza a los amigos.
- ¡Alto ahí! ¡Alto! Sí, bien. No pasa nada.
Pero la pelota vuelve a rebotar y dribla al último operario. Rueda por la colina y no se detiene, y continúa su camino hacia el abismo.
- ¿Qué hay ahí abajo? – pregunta inquieto el compañero de Denis mientras graba.
- No hay nada ahí. ¡Catástrofe! - responde alguien detrás de la cámara.
La bola no deja de coger velocidad y desaparece de la imagen. La grabación termina, pero desgraciadamente las cosas no iban a detenerse ahí. Denis y Vladimir descendieron a una velocidad terrible el desfiladero de Ganachirskogo, que tiene una pendiente del 70%, orbitando dentro de la bola de plástico transparente a lo largo de un kilómetro y medio y golpeándose contra las rocas. Así lo ha dicho a los medios rusos Sergei Shuvaev, del Departamento de Investigación de la región Karachay-Cherkesia.
Una persona que pasaba por el valle grabó unos segundos extra de la trágica odisea, unos instantes que aparecen al final del vídeo, en los que se ve el 'zorb' 'volando' cuesta abajo y rebotando sobre las rocas.
Finalmente encontraron a ambos en la orilla de un lago congelado, en una zona rodeada de bosque a la que era difícil acceder con los equipos de rescate. Denis todavía estaba vivo, pero con una fractura por compresión de la columna vertebral, así que murió de camino al hospital. Vladimir, de 33 años, tenía una conmoción cerebral y lesiones menores. Ambos son de la ciudad rusa de Piatigorsk, según la agencia RIA Novosti.