Gudmundur Karl Arthorsson llegó llorando a Nueva York.
Esa fue la manera que encontraron para
retener a un islandés que armó un gran lío en un avión que había partido
de Reykjavik y tenía como destino el aeropuerto JFK de Nueva York. El
hombre había escupido a otros viajeros e incluso intentó estrangular a
una mujer.
Los asistentes del vuelo Reykjavik-Nueva York no encontraron mejor manera de poner fin al peligroso comportamiento de Gudmundur Karl Arthorsson que atarlo a su asiento con cinta adhesiva. Según el diario británico Daily Mail,
el islandés de 46 años escupió y agredió inesperadamente a varios
pasajeros del vuelo mientras gritaba que el avión se iba a estrellar.
Ocurrió la semana pasada. Cuando el aparato se encontraba a 40.000
pies de altura, el beodo pasajero emprendió a golpes con todo el mundo.
Como la situación requería una respuesta urgente -Arthorsson incluso
intentó estrangular a una mujer que viajaba con él-, el personal de
vuelo cogió para sofocar la etílica rebelión a bordo lo primero que tuvo
a mano: cinta adhesiva.
Otro de los pasajeros del vuelo grabó a Arthorsson amordazado y
atado a su asiento.. La culpa de estas patéticas imágenes fue del whisky
y aguardiente que bebió el señor Gudmundur en el "duty-free" de
Reykjavik. Dado que este tipo de bebidas desvelan sus peores efectos una
hora después de ser ingeridas, el pasajero rebelde estalló en medio del
vuelo sobre el Atlantico.
Gudmundur llegó al aeropuerto JFK de Nueva York derramando lágrimas
como una Magdalena. Una vez aterrizó el avión, las autoridades
estadounidenses trasladaron al problemático pasajero a un hospital del
barrio de Queens, donde recibió el tratamiento adecuado contra su
intoxicación, publica ABC.es.