martes, 13 de noviembre de 2018

AZUL y NEGRO nuevo cds La Vida Eterna”

No hay texto alternativo automático disponible.Victor Manuel Maqueda

No hace ni dos días que llegó volando a casa el último trabajo publicado de AZUL y NEGRO y desde entonces vivo entre la bajada a los infiernos de Danté y el Apocalipsis de San Juan. En “La Vida Eterna” el simbolismo de las letras y el atractivo artwork que lo envuelve son si mismos bastante sugerentes. La interpretación de las partes vocales condiciona la oscuridad temática reinante en la obra. Lo cierto es que este álbum es una ostentosa exhibición de maestría en los instrumentos musicales, casi pornográfica. Ni los Judas Priest ni Barón Rojo meten tanta carga guitarrera en sus discos. Nada fácil, pero así son los retos que asume Carlos Garcia Vaso cuando afronta la grabación de un nuevo trabajo.
No soy para nada dado a analizar un disco tema por tema, pero frente a “La Vida Eterna” de Azul Y Negro me encontraba que cada pieza mostraba unas particularidades que sería complicado detallar hablando del disco en general. En todo caso más que una crítica es una modesta “Guía de Escucha” de un trabajo complejo y alejado de los cánones en la obra de Azul Y Negro.
INVOCACION:
Impresionante introducción épica que da entrada sin demasiada demora al primer texto del libreto de esta ópera rock, donde el Hombre desesperado acude al Mal como salida a su perdición.
Las guitarras toman el protagonismo en todo momento. Duras, de corte rock clásico. EL virtuosismo es evidente y no es una sorpresa a estas alturas con el bagaje profesional del autor.
Cierra este primer acto una corta pieza, “Adagio”, conocida por los fans de AZUL Y NEGRO pues fue tomada “prestada” para el disco “Vision”. Aporta un aire de tristeza y melancolía que enlaza a la perfección con el siguiente tema.
REFLEXIÓN
El comienzo rockero del tema es solo un espejismo. Rápidamente el Hombre reincide en su decadencia. Quizás el tema donde la interpretación y armonía vocal brilla con mayor esplendor entre fraseos de sintetizador y guitarra.
RUEGOS
Es el tema con aire más AZUL Y NEGRO de la segunda época por la melodía, más festiva y de acordes más pop a pesar de lo lúgubre de la letra. Recuerda a temas de “Vox” y “Vision”. Aunque el fade final no es la mejor opción para cerrar la pieza y dar lugar al Infierno desatado tras este acto.
SEÑOR DEL MAL
La teatralidad, necesaria en toda opera que se precie, toma aquí las riendas en la forma del Maligno. Con Carlos disfrazando su voz a base de bien temperados vocoders y procesadores de voz (aprendan los atotuneros) y un guiño claro a las atmosféricas suites progresivas tan de boga en los años 70.
ADVERTENCIA
Un tema que bien podría haberse fusionado con el anterior por afinidad sonora y temática. Aun así este corto track encierra la letra más destacada y fascinante de todo el libreto, y solo por ello bien merece ser destacado de manera individual.
AQUELARRE
Es uno de los dos únicos pasajes completamente instrumentales del disco, con la salvedad de la orgía de gemidos que lo inaugura. Sobran las palabras aunque el aire de romancero medieval del tema reclame a un juglar. Bello concierto de guitarras acústicas y eléctrica guiadas por un contundente bajo electrificado. Este tema certifica el tiempo en que fue compuesta la ópera, pues contiene el ADN del sinfonismo efervescente setentero y practicado religiosamente en grupos como Granada, donde Carlos militó durante pocos años.
LA NADA
La melodía de inicio es familiar, y aunque no sea intencionado se apoya en la de “Save My Soul” del disco “Crystalline World”. En clave de Salsa disimulada transcurren los pensamientos recitados del Diablo que derivan en la segunda pieza instrumental y también segunda conocida por los seguidores de AYN: “Los Siete Dioses”. Cargada de sonidos clásicos de sintes de los 90 y sin ocultar que las guitarras están grabadas a pelo, sin el corsé del metrónomo, sin cuantizar.
CONSUMACIÓN
Hay sonoridades y la melodía vocal que retrotraen a algún tema tradicional, continuamente interrumpidas por magníficas guitarras dobladas con un toque de flanger acertadísimo. La pieza contiene un punteo muy elaborado y de puro virtuosismo que junto al sosiego que transmite Carlos cantando son el fuerte de la misma. Un elemento anecdótico que no debe pasar por alto, aunque aparezca con letra pequeña en el libreto del CD, es que la intro de órgano inicial es una grabación original de 1973 realizada por Joaquín Montoya.
EL ERROR
Un interludio puramente electrónico, quizás para contentar al sector más tecno de los fans o como demostración explicita de la polivalencia de Carlos Vaso a la hora de afrontar un disco de corte progresivo, tecno pop o clásico si se lo propone. Incluye unos arpegios vertiginosos que no se escuchaban desde el tema “Hitchcock Makes Me Happy”. El sonido del lead es potentísimo, aun atenuado por las voces del Hombre y el Diablo y las guitarras soterradas y en segundo plano presentes hasta el solo final aportan una consistencia tremenda al tema.
SUPLICA
Es el tema downtempo que no puede faltar en una obra. Sería una balada sentimental con una letra menos oscura, aunque seguiría siendo una delicia sonora como es incluso en versión instrumental. El bajo adquiere el protagonismo que siempre se le niega, acentuando el aire melancólico de este canon contrapuntístico corto pero imprescindible.
EL DESTINO
En este acto final donde el libreto pone las cartas boca arriba y al Hombre, mortal, en su lugar por los siglos de los siglos, reina un tono triunfal de guitarras y coros en honor al Diablo vencedor. Aunque es un tema muy bueno no funciona como cierre, menos aun con un fade extenso.
Es entonces cuando te das cuenta que los 40 y pico minutos que dura “La Vida Eterna” son un suspiro y pide escuchas continuadas. Aparte del mensaje de las letras, que no busca ser ostentoso ni ceremonial pero si preciso e incide en la Búsqueda del Hombre queriendo ser Dios, una vez más la instrumentación general y la ejecución de guitarras y teclados en particular es magistral. Es una ópera muy dinámica, con cambios efectistas de ritmo y también episodios épicos de marcado carácter sinfónico, y consigue mantener la atención del oyente de manera sencilla. Un regalo para todos aquellos que vieron en la suite insertada en “Crystalline World” un paso evolutivo interesantísimo en el sonido de Azul y Negro, completamente compatible con la vertiente tecno pop.

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