Seguramente has escuchado historias de exfumadores que han aumentado su peso tras alejarse del vicio. Muchos creen que esto es solamente un mito pero, se ha demostrado que el aumento de peso es una realidad.
Según hipótesis freudianas, una parte de la personalidad del fumador está anclada a la etapa oral de su desarrollo psicosexual, la cual está dividida en 5 etapas y una de ellas es la oral. Ésta se relaciona con los dos primeros años de nuestra vida y se carateriza por concentrar nuestro instinto sexual en la boca.
Ahora bien, fisiológicamente, el fumador puede consumir hasta 200 calorías extra al día por el simple hecho de fumar. Esto se debe a que la producción de calor del organismo de un consumidor de tabaco aumenta alrededor de un 6% y esto influye en su quema calórica.
Por otro lado, cualquier ex fumador que haya aumentado de peso, te dirá que todo fue culpa del estrés y la ansiedad, lo cual también es cierto. Cuando dejamos de fumar, nuestro organismo resiente la falta de algunas sustancias que contiene el cigarro y provoca que nuestro cuerpo secrete más adrenalina, que a su vez nos provoca mayor ansiedad. Es común combatir la ansiedad con la comida, sobre todo si se trata de alimentos grasos y con un alto contenido calórico.
Otro punto a destacar es que aumentamos de peso debido al daño que el tabaco causa en nuestro gusto y olfato, esto porque cuando dejamos de fumar, percibimos mejor olores y sabores, así que comemos más.
Y si quieres irte a la razón más común, la abstinencia es otra de las razones por las que dejar de fumar provoca que engordemos. Nuestro cuerpo se vuelve adicto a la nicotina, una sustancia supresora del apetito y cuando dejamos de fumar, este síndrome desaparece y el apetito vuelve con más fuerza.
Ahora bien, fisiológicamente, el fumador puede consumir hasta 200 calorías extra al día por el simple hecho de fumar. Esto se debe a que la producción de calor del organismo de un consumidor de tabaco aumenta alrededor de un 6% y esto influye en su quema calórica.
Por otro lado, cualquier ex fumador que haya aumentado de peso, te dirá que todo fue culpa del estrés y la ansiedad, lo cual también es cierto. Cuando dejamos de fumar, nuestro organismo resiente la falta de algunas sustancias que contiene el cigarro y provoca que nuestro cuerpo secrete más adrenalina, que a su vez nos provoca mayor ansiedad. Es común combatir la ansiedad con la comida, sobre todo si se trata de alimentos grasos y con un alto contenido calórico.
Otro punto a destacar es que aumentamos de peso debido al daño que el tabaco causa en nuestro gusto y olfato, esto porque cuando dejamos de fumar, percibimos mejor olores y sabores, así que comemos más.
Y si quieres irte a la razón más común, la abstinencia es otra de las razones por las que dejar de fumar provoca que engordemos. Nuestro cuerpo se vuelve adicto a la nicotina, una sustancia supresora del apetito y cuando dejamos de fumar, este síndrome desaparece y el apetito vuelve con más fuerza.
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