Aviso: estas imágenes no son reales, sino que han sido generadas por la app Zombiebooth2.
España ha caído devorada por su propia población. Hordas de zombis recorren a trompicones las calles del país tras barrer las últimas líneas de defensa del ejército. Tampoco han resistido las barricadas de autodefensa ciudadana. “¿Y el gobierno?” Se preguntan los supervivientes que se hacinan en edificios aislados, sótanos, en el Alcázar de Toledo o el tómbolo gaditano. Corre el rumor de que los ministros, junto al presidente Rajoy, fueron evacuados al bunker de la Moncloa para organizar la reconquista. Sin embargo, parece que entre ellos al menos había un infectado del Virus Z…
Cristobal Montoro. Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas
El economista jienense consiguió ocultar la fiebre y los temblores hasta llegar al búnker. Sus compañeros se enfrentaron a la dura realidad de su transformación en un terrible zombi aquella misma noche, durante la cena. Montoro eligió a Soraya Sáenz como primer plato.
Soraya Sáenz de Santamaría. Vicepresidenta, ministra de la presidencia, portavoz del gobierno
La vallisoletana no se imaginaba que el enemigo estuviese dentro, y menos que fuese Cristóbal. Duró más bien poco.
Rafael Catalá Polo. Ministro de Justicia
El notario mayor del reino reaccionó rápidamente contra el ataque. Intentó proteger a su compañera de gobierno y consiguió propinar un par de golpes certeros a Montoro, pero el cuchillo de la mantequilla no fue lo suficientemente contundente.
María Fátima Báñez García. Ministra de Empleo y Seguridad Social
La jurista onubense se encontraba en el cuarto de baño al desatarse el brote zombi en el subterráneo. Cuando salía del excusado descubrió con horror que dos de los GOE encargados de su protección devoraban tranquilamente a uno de los técnicos de comunicaciones. Y tenían mucha, mucha hambre.
José Manuel Soria López. Ministro de Industria, Energía y Turismo
No llegó jamás al búnker. Su coche oficial fue encontrado abandonado junto a una explotación fotovoltaica en las afueras de Madrid. Los signos de violencia y la tierra removida parecen indicar que el ministro se dio de bruces con una horda en el camino hacia el refugio gubernamental.
Íñigo Méndez de Vigo y Montojo. Ministro de Educación, Cultura y Deporte
En el momento de la salida del armario zombi de Montoro, estaba en la enfermería, a donde acudió para pedir una pastilla para el dolor de cabeza que le torturaba desde aquella misma mañana. Cuando se dirigía de vuelta al comedor, fue atacado desde las sombras por Soraya Sáenz de Santamaría, ya transformada.
Alfonso Alonso Arenagui. Ministro de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad
El ex alcalde de Vitoria se levantó raudo de la mesa al ver cómo Rafael Polo caía presa de Montoro y decidió huir hacia la armería. Le acompañaron Luis de Guindos e Isabel Tejerina. Una vez armados, Alonso consiguió neutralizar a un par de sus compañeros de partido antes de dejar su retaguardia desatendida y ser víctima de la furia vírica de Fátima Báñez.
Isabel García Tejerina. Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
Se le encasquilló el Heckler & Koch G36 que le asignaron. Tampoco es lo hubiese podido usar con los 120 segundos de entrenamiento que recibió en la armería por parte del Maestro Armero. La vallisoletana duró 0’5 ante Montoro, Sánz de Santamaría y los GOE zombificados.
De Guindos hubiese preferido mil veces ver el Fin del Mundo desde su casa de Marbella, junto a su familia. Haber jugado un último partido de tenis, haber leído un buen libro… Pero no. Le tocó ser devorado por sus compañeros de ejecutivo en aquella desangelada construcción de la Guerra Fría. Antes de eso, el ex miembro del Consejo Asesor de Lehman Brothers gastó tres cargadores de fusil que le pasó Alfonso Alonso. Guindos vendió caro su pellejo.
Jorge Fernández Díaz. Ministro del Interior
Escondido debajo de la mesa del comedor, esperó a que todo se silenciase para luego avanzar a hurtadillas hasta encontrarse de bruces con las perneras ensangrentadas de los pantalones de los dos camareros del bunker. Ellos respiraron fuertemente. Olían. Le buscaban. Los ojos lechosos de uno de ellos le descubrieron entre los pliegues de mantel. Ñam, ñam.
Ana María Pastor Julián. Ministra de Fomento
Escondida dentro de un armario, intentaba contactar con Rajoy con teléfono cuando las manos de los podridos empezaron a golpear la puerta. Está se tronchó pronto ante las embestidas zombis. Pastor se defendió como una leona con un par de perchas, consiguió arañar la piel cerúlea de sus enemigos, pero hasta ahí llegó su éxito.
José Manuel García-Margallo Y Marfil. Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación
El ministro tenía decidido que no iría al bunker. ¿De qué serviría un ministro de exteriores en un mundo muerto? Pensaba navegar en su barco, hasta donde le llegasen las fuerzas. Desde el Falcon en el que se dirigía a Madrid aquella mañana consiguió establecer llamada y pedir que aprovisionasen el velero para una larga travesía. Le tomaría unas horas llegar hasta Jávez por carretera. Nada más aterrizar, notó que algo no iba bien. El aparato frenó lentamente y el avión casi se estrelló contra el hangar. La puerta del piloto se abrió y de ella salieron con parsimonia este y el copiloto, que ya no eran humanos.
Pedro Morenés Eulate. Ministro de Defensa
“¿Dónde están los americanos cuando se les necesita?” Se preguntaba con nerviosismo el guechotarra en la sala de videoconferencia. Quería saber si las bombas de racimo de los F-18 habían contenido la marea zombi, si Obama intervendría en Europa o nos abandonaría. ¿Qué haría Bruselas? ¿Era el poco escrupuloso Putin la única esperanza? La puerta de la sala se abrió de repente y un aterrorizado miembro de los GOE entró intentando liberarse de las garras de los zombis de Alfonso Alonso y Ana María Pastor. Morenés agarró su pistola y gritó: “¡Cúbrete, Mariano!”
Mariano Rajoy Brey. Presidente del Gobierno de España
Mariano fue el último en caer. Sus ministros y ministras, personas de confianza, amigos, compañeros de partido entraron a la carrera en la sala. Morenés disparó alocadamente, pero al instante estaba en el suelo. Cayeron sobre ellos como una plaga de langosta. El último pensamiento del gallego fue para España y para aquel que consiguiese salvarla.
Con información de La Moncloa y Wikipedia. Las imágenes han sido tratadas con la app Zombiebooth2.
Jaime Noguera lleva bregando con muertos vivientes desde que escribió la novela ‘España: Guerra Zombi‘.
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