El día 29 Teresa Romero llamó al hospital diciendo que se encontraba mal, y el día 2 volvió a llamar para avisar que tenía más de 38,6 grados de fiebre, la temperatura que el protocolo marca como la mínima para el ébola. Incomprensiblemente, Sanidad no activó el protocolo hasta el día 6, y durante diez días la auxiliar de enfermería hizo vida normal. El médico que el jueves o el viernes le tocará atenderla en el hospital dice que nadie le ha enseñado a ponerse el traje.
Teresa Romero con Excalibur |
Una cadena de retrasos inexplicables y decisiones poco claras han originado que una auxiliar de enfermería contagiada por ébola haya estado diez días haciendo vida normal con serio peligro de extender el virus a decenas de personas con las que se relacionó durante ese tiempo.
Los motivos de su contagio podrían estar en la forma de desprenderse de la vestimenta protectora, uno de los momentos más delicados para evitar el contagio y que sería la consecuencia de la falta de formación, tanto teórica como práctica, que los profesionales han venido denunciando desde que llegó el primer religioso infectado.
"Mañana o pasado mañana me tocará atender a la enferma y nadie me ha enseñado a ponerme el traje. No estoy preparado. No estoy entrenado. Y eso les pasa a muchos compañeros". Son palabras de Santiago Yus, un médico especialista en cuidados intensivos con más de 30 años de experiencia y que será el encargado de atender el jueves o el viernes a la infectada en el Carlos III.
Además de esta falta de formación, está la posterior cadena de errores que Sanidad cometió con la auxiliar de enfermería contagiada. El primero de los puntos negros de la historia ocurrió el 30 de septiembre, según Sanidad, o el 29, según otras fuentes. La mujer, con fiebre inferior a 38 grados y astenia (debilidad), llamó al hospital y le indicaron que acudiera a su centro de atención primaria, en Alcorcón (Madrid), donde la mandaron a casa con una receta de paracetamol.
El relato de lo sucedido desde entonces varía según las fuentes. El día 2 de octubre, y, según el CSIF, más veces, Romero volvió a llamar al hospital para informar de su malestar. Ese día, según fuentes sindicales, ya tenía más de 38,6 grados, pero no se activó ningún protocolo ni se decidió su aislamiento. Medios oficiales indican que esta temperatura no se alcanzó hasta el día 6, informa El País.
Trabajadores del Hospital de Alcorcón aseguran que la mujer llegó avisando: "Me temo que tengo ébola". Pero la bajada de la ambulancia y el primer tratamiento hasta que fue aislada en un cuarto de urgencias lo realizaron sin más protección que unos guantes y una mascarilla. Ahí estuvo desde primera hora de la mañana hasta pasada la medianoche, cuando fue trasladada al Carlos III.
Y aún hay más. Desde que se confirmó el diagnóstico hasta que fue trasladada en ambulancia al Hospital Carlos III pasaron seis largas horas. El motivo fue que no había un transporte adecuado disponible para hacerlo.
Su marido, Javier Limón Romero, está en aislamiento, y más de 50 personas permanecen en observación. Son personas que estuvieron en contacto con la enferma estos últimos días y los profesionales que atendieron con ella al religioso Manuel García Viejo, que falleció de ébola el 25 de septiembre en el Carlos III.
A todo ello se suma el caso de Excalibur, el perro del matrimonio que la Comunidad de Madrid ha decidido matar por si está infectado. Lo que ocurre es que el animal ha estado jugando estos días con decenas de perros del barrio en un descampado cercano al domicilio., cuyos dueños se preguntan qué hacen con sus perros y denuncian la falta de información por parte de Sanidad.