Jennifer y Amanda son madres de una niña mulata pero no estaban preparadas para los retos de criar a una niña mestiza.
Dos años después del error de la clínica, Jennifer y Amanda son madres de una niña mulata, a quien aman "incondicionalmente". Sin embargo, las madres se quejan de que no se encontraban preparadas para los retos que implica el criar a una niña mestiza en el conservador poblado de Uniontown, en Ohio.
Las mujeres señalaron que "(tenemos) que salir y hacer investigaciones y hablar con personas para llevar a cabo una tarea tan simple como peinarle el pelo".
El matrimonio presentó una demanda contra el Banco de Esperma del Medio Oeste para que la clínica cambie las políticas que causaron el error y para obtener fondos para que la familia reciba "asesoría psicológica" y los fondos necesarios para mudarse a una comunidad "más diversa".
El error ocurrió cuando Jennifer asistió al banco de esperma y escogió al donador "380" un hombre de cabello rubio y ojos azules que se parecía a su pareja Amanda.
Sin embargo, algún trabajador de la clínica confundió el 380 con el 330. El número 330 correspondía a un hombre negro, quién terminó siendo el donador de esperma.