El encuentro de futbol era tan aburrido
para a los asistentes, que empezaron a hacer aviones de papel para
lanzarlos al terreno de juego. La mayoría de aviones lanzados terminaban
por regresar a las gradas pese a las porras y cánticos con que animaban
los espectadores.
En medio de los lanzamientos de las figuras de
papel, una de las piezas despertó más gritos de lo normal cuando cogió
vuelo directo al campo y, como si de un proyectil se tratara, fue a
parar al hombro del jugador peruano Hansell Riojas.
El hecho despertó la celebración de la tribuna como si su equipo hubiese
marcado un gol.