En última instancia te conviertes en
aquello que haces de manera repetida. Si los hábitos que tienes no
generan un beneficio para ti, directamente te están haciendo daño. Aquí
van algunos ejemplos de esas pequeñas cosas que te privan de la
felicidad, si así lo permites:
1. Concentrarte en la vida de otros y no en la tuya.
No
te conformes con la las historias de éxito de otros y como las cosas se
han dado para ellos, olvidando las tuyas. Tienes todo lo que necesitas
para convertirte en todo lo que eres capaz de ser. Los cambios más
asombrosos ocurren cuando decides tomar el control. Esto significa
“consumir menos, crear más”. Significa negarse a dejar que otros
piensen, hablen y decidan por ti. Significa aprender a respetar y hacer
uso de tus propias ideas para vivir tu vida. Mantén tus mejores deseos y
tus metas más grandes cerca de tu corazón y dedícales tiempo cada día.
Si verdaderamente te ocupas de las cosas que haces y trabajas
diligentemente en ellas, no habrá casi nada que no puedas lograr.
2. Esperar por el momento perfecto.
No
caigas en el mito del momento perfecto. Los momentos no son perfectos,
Son lo que tu quieres que sean. Mucha gente espera a que los astros se
alineen para hacer lo que tienen que hacer. El momento perfecto, la
oportunidad precisa…etc. ¡Despierta! Estos estados de perfección son
mitos. NO EXISTEN. Tu habilidad de crecer a tu máximo potencial está
directamente relacionada a tu voluntad de actuar ante la imperfección.
Serás exitoso si en vez de buscar el momento perfecto, aprendes a ver y a
usar las adversidades de la vida a tu favor.
3. Trabajar sólo por la paga.
Trabajar
sin interés es agobiante. Incluso si eres apasionado en lo que se
refiere a tu trabajo, debes estar, al menos, interesado en ello. Cuando
creas un estilo de vida en el cual tu trabajo es algo con lo que
batallas diariamente para pagar tus cuentas. Terminarás desperdiciando
toda tu vida queriendo que fuera como la de alguien más. Piensa acerca
de eso. Esta es tu vida; tu trabajo ocupa un gran porcentaje de ella. No
se trata del dinero; se trata de ti. Ignora especialmente cuando la
gente dice: “No dejes que tu trabajo te defina”. Medítalo y revierte
este mensaje de la siguiente manera: “Haré el trabajo que me define”. El
interés en tu trabajo mejora la calidad de tu rendimiento y suma
felicidad a tu mente. No lo limites todo a un cheque.
4. Albergar sentimientos de odio.
Como
Martin Luther King Jr. dijo: “La oscuridad no puede expulsar a la
oscuridad, solo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar al odio;
sólo el amor puede hacerlo” Cuando guardamos sentimientos de odio,
eventualmente se pierde lo mejor de nosotros. Toma el control de
nosotros, y en un punto nos olvidamos el motivo del odio y a quién va
dirigido este odio. Luego, naturalmente, esos sentimientos de odio se
vuelven contra nosotros mismos. Todo y todos a quienes odias ocupan un
espacio permanente en tu cabeza y corazón. Así es que, si quieres
eliminar algo o a alguien de tu mente, no odies. En vez de eso,
desconéctate, sigue adelante y no mires atrás.
5. Aferrarse a los miedos y preocupaciones.
Algún
día cuando mires hacia atrás, te darás cuenta que prácticamente ninguna
de tus preocupaciones y ansiedades llegaron a buen termino. Por lo
tanto es mejor darse cuenta de eso ahora. Cuando analizas un par de años
atrás, ¿Cuántas oportunidades de felicidad desperdiciaste por la
preocupación o la negatividad? Aunque no hay nada que puedas hacer para
remediar lo pasado, hay muchas cosas que puedes hacer por las
oportunidades futuras.
6. Fijarse demasiado en las dificultades.
Un
mal día es sólo un mal día. Los tiempos de adversidad inevitablemente
afectarán las condiciones en las que vives y trabajas; sin embargo, no
permitas que afecten quien eres y en que estás enfocado. Todos los días
tiene nuevas lecciones y nuevas posibilidades. Siempre hay una manera de
dar un paso adelante en el camino que escogiste. Hay sucesos que pueden
ser terribles e inevitables, pero siempre tienes una opción.
7. Buscar constantemente alegría momentánea.
Hay
dos variaciones de la alegría en la vida. La pasajera y la que perdura.
La del tipo pasajera se fundamenta en instantes de bienestar material,
mientras que la duradera se logra con el crecimiento gradual de la
mente. De buenas a primeras resulta difícil distinguir la una de la
otra, pero con el tiempo se hace obvio que la última es superior. La
felicidad duradera se sostiene a través de los altos y bajos de la vida,
a través de ellos tu mente se mantiene confiada y en paz. Por otro
lado, cuando las variaciones de la vida te afectan demasiado, ni el más
elaborado confort físico te dará felicidad por mucho tiempo.
8. Tratar de lograr grandes cambios de una sola vez.
Si
quieres lograr un cambio en el mundo, comienza tu entorno más cercano.
Hacer una gran diferencia de una vez, es prácticamente imposible, y el
proceso de intentarlo es extremadamente estresante. En cambio, lograr
una diferencia en un par de vidas, es absolutamente posible e incluso
fácil. Solo debes concentrarte en una persona a la vez y comienza con
los más cercanos. Si quieres hacer cambiar de opinión o de humor a
alguien, a veces, como primer paso tienes que realizar ese cambio en la
gente que rodea a esa persona. Por ejemplo, si haces a una persona reír,
su risa podría hacer reír a otros.
9. Aferrarse a alguien que te hace daño.
A
veces tienes que alejarte de ciertas personas, no porque no te
interesen, sino porque a ellos no les interesas. Cuando alguien te hace
daño una y otra vez, acepta el hecho de que no se preocupa por ti. No es
algo fácil de asumir, pero debes hacerlo. No desperdicies otro segundo
de tu tiempo tratando de impresionarlos o probarles algo.
10. Darle demasiada importancia al atractivo físico.
Enamorarte
locamente de alguien simplemente por su aspecto físico es como elegir
tu comida favorita basada en el color en vez del sabor. No tiene
sentido. Son esas características innatas, invisibles e incalculables
que crean una atracción duradera. ¿Agregarías algún hábito que te quite
la felicidad?