una serie de interrupciones en el servicio
que semana tras semana han afectado a las líneas 5, 9 y 10. A las
protestas reiteradas por recortes en el servicio y cierre de vestíbulos,
se apunta a los recortes en mantenimiento como causa de estas averías que cada vez parecen más frecuentes.
Es bueno recordar que no existe metro en el mundo que no sufra incidencias y, lógicamente, las redes más grandes son las más propensas a sufrir averías. Sabemos bien que el plural de anécdota no es estadística y por eso, antes de denunciar una falta de mantenimiento, estamos recopilando las incidencias producidas para determinar si ha habido un verdadero repunte de las mismas o se trata de una situación puntual.
Es fundamental contar con estadísticas verificables para denunciar la progresiva degradación del servicio del metro con datos en la mano. Por eso, la actitud opaca de Metro y de la Consejería de Transportes al prohibir la toma de fotografías por parte del personal o de subcontratas no ayuda precisamente a confiar en la transparencia del ente.
El origen de esta historia se sitúa tras el descarrilamiento de un tren que maniobraba en la diagonal que enlaza las líneas 10 y 8, en Nuevos Ministerios. Las tareas de recolocación necesarias llevaron varias horas, lo que retrasó la apertura de la L10 hasta casi las 10 de la mañana, con las consiguientes molestias a los usuarios en hora punta. Apenas un par de días antes, una incidencia similar se produjo en la estación de Tres Olivos, también de madrugada.
Pese a tratarse de una incidencia de importancia, la Consejería de Transportes se apresuró a negar que se tratara de un descarrilamiento:
Sin embargo, las fotos filtradas no dejan lugar a dudas:
Esta estrategia empleada por Metro de Madrid al intentar acallar las fuentes técnicas sólo ha conseguido un efecto streisand: si las averías son algo normal y comprensible en cualquier red, ¿por qué tanto ánimo en ocultarlas?
Este es el nivel de absurdo que ha llegado el aparato propagandístico de la Comunidad respecto al Metro: un uso del neolenguaje acorde con lo que sucede en el resto del país. Mientras tanto, usuarios y trabajadores perciben un deterioro en el servicio imposible de desmentir, y los sindicatos ya destacan que Metro ha traspasado la línea roja de los recortes: el presupuesto de mantenimiento. ¿Tendremos que esperar a que suceda una incidencia de mayor calado para confirmar esta sospecha?
Durante el mes de marzo las averías han sido noticia en Metro de Madrid, tras Es bueno recordar que no existe metro en el mundo que no sufra incidencias y, lógicamente, las redes más grandes son las más propensas a sufrir averías. Sabemos bien que el plural de anécdota no es estadística y por eso, antes de denunciar una falta de mantenimiento, estamos recopilando las incidencias producidas para determinar si ha habido un verdadero repunte de las mismas o se trata de una situación puntual.
Es fundamental contar con estadísticas verificables para denunciar la progresiva degradación del servicio del metro con datos en la mano. Por eso, la actitud opaca de Metro y de la Consejería de Transportes al prohibir la toma de fotografías por parte del personal o de subcontratas no ayuda precisamente a confiar en la transparencia del ente.
El origen de esta historia se sitúa tras el descarrilamiento de un tren que maniobraba en la diagonal que enlaza las líneas 10 y 8, en Nuevos Ministerios. Las tareas de recolocación necesarias llevaron varias horas, lo que retrasó la apertura de la L10 hasta casi las 10 de la mañana, con las consiguientes molestias a los usuarios en hora punta. Apenas un par de días antes, una incidencia similar se produjo en la estación de Tres Olivos, también de madrugada.
Pese a tratarse de una incidencia de importancia, la Consejería de Transportes se apresuró a negar que se tratara de un descarrilamiento:
Sin embargo, las fotos filtradas no dejan lugar a dudas:
Esta estrategia empleada por Metro de Madrid al intentar acallar las fuentes técnicas sólo ha conseguido un efecto streisand: si las averías son algo normal y comprensible en cualquier red, ¿por qué tanto ánimo en ocultarlas?
El metro como icono propagandístico
Para la Comunidad de Madrid, Metro hace tiempo que transcendió de ser un modo de transporte para convertirse en un emblema, en el mejor metro del mundo. Una estrategia tremendamente costosa y no siempre bien planificada. En este contexto, cualquier fallo visible no es sólo una incidencia técnica, sino un ataque a este modelo. Así, la Comunidad no duda en denominar “modernización” a unas obras de reparación de daños estructurales, “racionalización de accesos” al cierre de 20 vestíbulos, o nos venden como una exitosa operación la venta a precio de saldo de los trenes sobrantes tras recortar horarios.Este es el nivel de absurdo que ha llegado el aparato propagandístico de la Comunidad respecto al Metro: un uso del neolenguaje acorde con lo que sucede en el resto del país. Mientras tanto, usuarios y trabajadores perciben un deterioro en el servicio imposible de desmentir, y los sindicatos ya destacan que Metro ha traspasado la línea roja de los recortes: el presupuesto de mantenimiento. ¿Tendremos que esperar a que suceda una incidencia de mayor calado para confirmar esta sospecha?