Cuando esto ocurre se debe a que el brazo o la pierna se encuentran en una posición en la que se está ejerciendo presión y corta la comunicación entre el cerebro y esa parte del cuerpo. Esta presión hace que las vías nerviosas se compriman y los nervios no puedan transmitir los impulsos electroquímicos al cerebro, por lo cual, éste no recibe la información necesaria para reconocer el brazo o la pierna.
Los impulsos nerviosos hacen que nuestro cerebro reconozca nuestras estructuras, las identifique y les de órdenes. Si se ejerce presión sobre ellos, este proceso nunca llegará a su fin.