Dijo el poeta que “en política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela”. Y Machado no se equivocaba, al menos con la política española, que ha visto pasar a multitud de oportunistas. Prohombres del mundo de los negocios, el deporte o la cultura que vieron en su fama el trampolín perfecto hacia las altas esferas del poder.
Y una vez allí, a hacer y deshacer a su antojo. O eso esperaban. Uno tras otro cayeron en las garras de la corrupción o fueron derrotados antes de alcanzar su objetivo. Jesús Gil, José María Ruiz-Mateos, Mario Conde, Francisco Correa… Todos han estado entre rejas. Pero no son los únicos famosos que saltaron al ruedo político y terminaron como Manolete: también Toni Cantó, Yola Berrocal o Joan Laporta, que ni han pasado por la cárcel ni han tirado de las arcas públicas sin permiso (al menos, que se sepa).
Vamos, que hay de todo. Algunos ponen su popularidad al servicio de los ciudadanos, como Pablo Iglesias (Podemos); otros la utilizan para presionar al que antaño fuera su partido, como Ortega Lara (Vox); y otros simplemente son unos impresentables o tratan de burlarse de ellos, como los protagonistas de nuestra historia.
Corrupción en Marbella
Supuestamente el GIL (Grupo Independiente Liberal) era una “tercera vía” entre el PSOE y el PP, pero, si preguntas por la calle, más bien escucharás que era un atajo de chorizos. O, mejor, por usar palabras de su fundador y líder populista, Jesús Gil, unos “facinerosos”. Dicho por los jueces. Tanto el expresidente del Atleti, que pasó varias veces por prisión; como su sucesor en el cargo, Julián Muñoz, más conocido como ‘Cachuli’, pareja de la Pantoja o el alcalde de las bolsas de basura llenas de billetes.
La formación tuvo que disolverse en 2007, incapaz de presentarse a las elecciones municipales tras las innumerables irregularidades cometidas al frente del Ayuntamiento de Marbella, que estuvo bajo su corrupto mandato durante cuatro legislaturas consecutivas. Gobernaron también en Ceuta, Chipiona, Estepona y otras siete localidades, e incluso trataron de asaltar el Congreso a lomos de Imperioso, el famoso rocín del candidato. Afortunadamente es solo una metáfora y, también por fortuna, no obtuvieron ni un escaño (o dos, para los gemelos, si se sentaba Gil y Gil).
¿Todavía te extraña que desapareciera? Tal vez no sabes que a finales de 2005, según el Ministerio de Trabajo, los consistorios gobernados por el GIL eran responsables de más de la mitad de la deuda de los municipios españoles con Hacienda y la Seguridad Social. Ahí es nada… Pero esto no es lo peor. Lo peor es que el himno del partido era el Final Countdown de Europe, más conocido en los pagos marbellíes como el “tiroriro”. ¿Es que también pensaban presentarse a los comicios del Senado Galáctico? Nunca lo sabremos.
¿Qué tira más que dos carretas? Una urna
Hubo un tiempo en el que, en Marbella, valía todo. Es la única explicación lógica al intento de candidatura protagonizado por Yolanda del Prado Pascual Berrocal, más conocida como Yola Berrocal o la novia del televisivo padre Apeles. La pechugona por excelencia del colorín patrio decidió, tras su desafortunado idilio con la música erótico festiva en las ‘Sex Bomb’ y exhibir sus exuberantes prótesis mamarias por revistas y platós, postularse a la alcaldía marbellí en las elecciones municipales de 2007 con su propio partido: el YIL (Yola Independiente Liberal), una parodia del agonizante GIL, de cuyo romance con las arcas públicas ya hemos dado cuenta en estas líneas.
Para desgracia de los ‘lectores’ marbellíes de Interviú, la candidatura del YIL se estrelló antes de llegar siquiera a las elecciones, en cuyos resultados no hay ni rastro del partido que hubiera inundado la localidad de silicona.
La panacea contra el paro
Cuando el Gobierno expropió Rumasa, el ‘Supermán’ castizo tenía que hacer algo, y no se le ocurrió nada mejor que fundar un partido político. Bueno, sí, se le ocurrieron otras muchas payasadas, como simular el entierro de Miguel Boyer (que fue ministro de Economía, aunque lo conozcas por la Preysler), entrar en los juzgados con una cruz a cuestas, disfrazarse de presidiario o pirata… Pero la más absurdamente genial de sus ideas fue sin duda el Partido del Trabajo y Empleo – Agrupación Ruiz Mateos, con pareado incluido. Sí, mejor incluso que el episodio del “te pego, leche”.
La formación estuvo cinco años en activo y se presentó dos veces a las elecciones generales, sin éxito a pesar de prometer “trabajo para todos”. Lo mismo que prometió en 1989, cuando obtuvo dos escaños en el Parlamento Europeo, junto con lemas más controvertidos como el fascistoide “España para los españoles” o el irónico “contra la corrupción y la injusticia” – teniendo en cuenta que José María Ruiz-Mateos pasó por la cárcel por evasión de divisas, fraude y apropiación indebida.
¿No hay dos sin tres?
Cuando aún era presidente de Banesto, ya apuntaba maneras. Nunca tuvo pelos en la lengua y, pese a estar entre la espada y la pared, tiró de la manta y destapó algunos trapos sucios del poder político. ¿Y para qué? Para defenderse de aquello que consideraba “injusto”. Y es que, a pesar de que los tribunales le hayan llevado la contraria en incontables ocasiones, Mario Conde siempre ha defendido que la expropiación del banco y el posterior proceso judicial – que le llevó a la cárcel y le salió por un pico – fue una maniobra política orquestada por sus enemigos.
Años después de su brevísima primera visita a Alcalá Meco, el pontevedrés decidió plantar cara al mismísimo José María Aznar en las elecciones generales del 2000, al frente del Centro Democrático y Social. Tal fue el varapalo que Conde tuvo que abandonar la política durante un tiempo para recuperarse…
Si nos fijamos en las fechas (2000, 2012…), llegamos a una escasamente científica conclusión: tan solo faltan diez años para volver a ver a Mario Conde al frente de un partido. ¿O romperá la tradición y se presentará a las próximas europeas? Tiempo al tiempo.
El mismo perro con distinto collar
Francisco Correa, principal cabecilla de la Gürtel, tampoco dejó pasar la oportunidad de hacer y deshacer a su antojo, o al menos intentarlo, creando su propio partido. En 2007, ‘Don Vito’ trató de disputar al Partido Popular la alcaldía de Majadahonda, llevando en su candidatura al exalcalde Guillermo Ortega y a la que había sido su jefa de gabinete, Carmen Rodríguez Quijano, a la sazón esposa de Correa. Como todos acabaron imputados o condenados, nos podemos imaginar sus intenciones: querían recuperar el poder para seguir concediendo contratos a las empresas de la red corrupta. Una jugada maestra, sobre todo por cómo la camuflaron.
El ‘caballo de Troya’ se llamó Corporación Majadahonda y nació con una serie de principios que ni por asomo pensaba cumplir. “Ni especularás ni consentirás operaciones urbanísticas en tu ciudad”. Primer mandamiento y primer pecado por el que ellos mismos irían al infierno. Y, por supuesto, había nueve más: “no dirás falsos testimonios ni mentirás a tus conciudadanos”, “cuidarás de los bienes que pertenecen a todos”… Cuánto fariseo.
Además, esta nueva formación política nació con el propósito de “comprar jamones, al menos, cuatro al día, durante las dos semanas que dura la campaña electoral”. Ni por esas. Tan solo logró convencer a 183 votantes, el 0,58% del electorado. Si hubieran comprado chorizos, tal vez se hubieran hecho con la alcaldía. O por lo menos hubieran sido más honestos…
Vecinos televisivos
¿Conoces la historia del cazador cazado? Pues lo que sucedió en Torrelodones es muy parecido. Los habitantes de este pueblo de la sierra madrileña sintieron en sus propias carnes el zarpazo del poder, capaz de corromper el corazón más puro. Sucedió cuando, hartos de la gestión urbanística del PP, los vecinos se organizaron para hacerse con la alcaldía.
Dos concejales habían denunciado las irregularidades del regidor, Carlos Galbeño, desatando una crisis política que un grupo de torresanos trató de aprovechar para poner tomar las riendas del municipio. Así surgió el partido Vecinos por Torrelodones (VxT), que en su primera cita con las urnas consiguió el 23,2% de los votos (más que el PSOE) y sentó a cuatro concejales en los plenos: dos abogadas, un profesor y un economista.
Si no mencionamos todos sus nombres es porque no te van a sonar, pero ¿sabes quién iba como número cinco en las listas? Ni más ni menos que el actor Toni Cantó, a la sazón diputado de UPyD, que aquella vez se quedó a las puertas de la concejalía de Cultura. ¿Y sabes quien iba en el puesto diecisiete? El periodista Juan Luis Cano. Sí, el de Gomaespuma.
El segundo sigue en el partido, pero el primero ya había abandonado la formación en 2011, cuando Elena Biurrun, su presidenta, se convirtió en alcaldesa de Torrelodones tras 24 años de hegemonía del PP. Había prometido el oro y el moro en materia de transparencia, se había convertido en la heroína de los grandes medios y se contaba entre los protagonistas del famoso anuncio de Aquarius, ‘Políticos Extraordinarios’.
Pero las elecciones pasaron y los compromisos empezaron a romperse. Se suponía que la alcaldesa había renunciado al coche oficial, un dispendio innecesario, pero olvidó que en los pueblos todo se sabe y acabaron cazándola con el vehículo del que, supuestamente, se había desprendido… ¿Y la largaron? ¡Qué va! A día de hoy sigue al frente del consistorio, a pesar de haber perdido el apoyo de sus socios políticos (PSOE y AcTÚa), haber salido derrotada de una cuestión de confianza y haber sobrevivido a duras penas a una moción de censura.
Ideología culé
“¡Al loro, que no estamos tan mal!”. Ahora que las aguas están más revueltas que nunca en el Fútbol Club Barcelona, no deja de ser irónico recordar aquellas palabras tan polémicas del expresidente culé, Joan Laporta. Las pronunciaba en 2008, dos años antes de fundar Democràcia Catalana, la formación política con la que llenó el vacío interior que debió quedarle tras abandonar la presidencia del Barça.
No era el primer intento del dirigente culé de dar el salto a la política. Ya en 1996 Laporta fue uno de los promotores del Partit per la Independència, una formación de la que también formaba parte la periodista Pilar Rahola. Democràcia Catalana compartía dos cosas con Partit per la Independència: su lucha por la soberanía y unos pobres resultados. Si bien es cierto que al menos Democràcia logró sentar a Laporta en el Parlament y en el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, que no es moco de pavo.
Pero ahí se quedó. El exbarcelonista decidió no presentarse a las autonómicas de 2012, después de que sus planes de aliarse con ERC hubieran fracasado. ¿Aspiraba a llegar muy alto y se le quemaron las alas? Podéis estar tranquilos: Laporta no se quedó llorando en un rincón. Además de seguir siendo concejal, el expresidente culé asegura que su proyecto político no fracasó, sino que “está triunfando”. Tendremos que creerle…
Este partido es de coña
De los platós de Cuatro al Congreso de los Diputados. Ese era el objetivo del Partido Hache, la formación creada en torno al ‘late night’ presentado por la actriz y cómica Eva Hache para concurrir a las generales de 2008. La candidatura, que tenía que estar formada por 35 personas, se fue completando con los colaboradores del programa.
Para que nadie sospechara que era un simple truco televisivo, el Partido Hache fue inscrito en el registro de partidos del Ministerio de Interior e hizo campaña con el ingenioso eslogan “hay muchos partidos sin programa, pero sólo hay un programa con partido”. La broma duró hasta tres días antes de las elecciones, cuando anunciaron su retirada de la carrera electoral. Decían temer, aunque “los sondeos les daban pocas posibilidades”, que Eva Hache obtuviera su escaño en el Congreso y tuvieran que prescindir de ella.
Así que el Partido Hache quedó el último en la circunscripción de Madrid con 0 votos. Todo ironía y parte del ‘show’ televisivo. Un ‘show’ que, por cierto, bajaría la persiana pocos meses después. ¿Quizá por decepcionar a sus votantes?