A las mujeres también nos gustan los deportes y sabemos perfectamente que el amor y pasión por los colores de nuestro equipo es lo más grande.
. No, no estamos “en esto” para “impresionar a un chico.” Las mujeres que les apasiona un deporte y además son hinchas de VERDAD
de un equipo saben que se sufre cada partido, que la felicidad de ganar
no puede compararse con nada y nunca dirían que son de otro equipo solo
por seguir la corriente del chico con el que salen.
No necesitamos ayuda para entender lo que está pasando. Una mujer que le gusta el Fútbol
sabe lo que es un Corner, un Tiro libre y un Outside. Una que le gusta
el Basket sabe que es un Air bal, Alley oop o un box score, una que es
fanática del Baseball entiende perfectamente lo que es un balk o un
swing. Sí, cuando te gusta lo que estás viendo (o practicas) entiendes
cada término y acción en el área de juego y no necesitas que nadie te
diga lo que sucede.
La prenda perfecta es la que lleva el escudo de nuestro equipo.
En cuestión de ropa, una mujer hincha sería feliz luciendo su camiseta,
casacas, chalinas, gorros o cualquier cosa que haga alusión a los
colores de su equipo.
Las finales son sagradas. Si
nuestro equipo llegó a la final de cualquier torneo en la que esté
participando, ese día para nosotros es sagrado. Esperamos la hora del
encuentro con ansias y los nervios no nos dejan tranquilas en todo el
día. Estamos impacientes y lo único que queremos es que el reloj avance
lo más rápido posible.
Ir al estadio es mejor que una fiesta.
Sí, lo es. Estar en las tribunas cantando y gritando por tu equipo es
mucho más satisfactorio que un plan de fin de semana que incluya estar
en un lugar rodeada de gente ebria con la “música de moda”.
Sabemos más acerca de un jugador, más allá de si es “lindo” o no.
Sí, claro, como en cualquier profesión hay jugadores guapos, pero eso
nos tiene sin cuidado porque lo que importa es cómo juega y no su
apariencia física. Nos importa que un jugador “se rompa” por nuestro
equipo, que luche y que entregue todo. Verse bien no ayuda a un
futbolista a meter un gol y tampoco a encestar a un basketbolista. Lo
único que queremos es que juegue bien.
Tomaremos el juego personalmente.
Casi hasta la exageración, y vamos a gritarle a la pantalla y
lamentarnos jugadas y golpearemos nuestra cabeza cuando alguien falle un
lanzamiento porque está matando a nuestros corazones. Amamos a nuestros
equipos tanto que si pierde nuestro humor es una total desgracia,
pasamos de la pena a la cólera y al odio en cuestión de segundos porque
cada fan ve la perdida de su equipo como algo personal y lo sabemos
perfectamente.
No, esto no es sólo una “fase”.
No es solo una “etapa”, esto va ser para siempre, hasta el día que
nuestros corazones dejen de salir y si tenemos hij@s le transmitiremos
nuestro hinchaje a ellos porque es amor de verdad. Nuestro equipo es
para siempre, pase lo que pase y sea en la situación que sea, en las
buenas y en las malas. Es como tener una relación, con la diferencia que
en el amor uno nunca sabe, pero esto es hasta la muerte.
No importa dónde estemos, vamos a ver el partido de nuestro equipo.
Así es, no importa si estás en China o Japón, si tuviste que viajar por
trabajo o vacaciones, donde sea que estés vas a buscar la forma de
sintonizar el partido. Si la diferencia de horarios es enorme, vas a
madrugar o quedarte despierta toda la noche buscando el link para verlo
por internet (si tienes suerte lo pasarán en algún canal donde estés),
pero para ti es la prioridad porque no te pierdes nunca un encuentro.
No es “sólo un partido”. No,
no lo es. Es EL partido, cuando nuestro equipo juega es como si una
parte de nosotros estuviera con ellos. Nuestro humor del día y de la
semana depende totalmente del resultado y nos molesta que alguien nos
diga “pero tranquila, es sólo un partido”. Porque como dijo Julio Ramón Ribeyro dijo: “Quien no ha sentido la tristeza en el fútbol, no sabe nada de tristeza”.