Nuesta “corrida”, lo más grande. Por detrás del fútbol, claro. Y luego los típicos tópicos cañís del ‘Spain is Different’: paella, flamenco, sol, vacaciones, comida y fiesta. Como en el anuncio de embutido que tanto gusta a nuestros compatriotas expatriados.
Consciente del estigma que arrastramos, el jefe de nuestra diplomacia, el señor Margallo, hizo de la marca España y su mejora “una de las estrellas polares” de su ministerio. Oye, sus logros ha obtenido: ha conseguido incluir en el vocabulario popular una expresión de lo más útil para resaltar los fracasos miserables de nuestra imagen patria allende los mares.
Pero, tranquilos, que ha llegado el Mesías. Sí, sí, el Mesías. Así ha sido bautizado el rompedor sistema “científico” para medir la marca España que han pergeñado al alimón las preclaras mentes del ministerio y la Escuela de Negocios ESIC. “El mejor regalo de Navidad que pueda tener nunca un ministro de Exteriores español”.
¿Seguro? El medidor, que permitirá emitir “alertas tempranas” cuando se produzcan altibajos en la marca España, ya se hubiera roto al menos una decena de veces con esta serie de catastróficas desdichas.
Chapuza caribeña con sabor español
Tal como está el patio, que los ministros españoles dediquen más esfuerzos a apagar los fuegos provocados por empresas españolas que a tratar de arreglar el desaguisado es un claro síntoma de cómo está la ‘marca España’. Porque, claro, cuando las empresas a las que el Gobierno prestó apoyo en el pasado no responden como deberían, quien paga los platos rotos no son ellas, sino todo el país. Si no que se lo digan a Ana Pastor, que ha tenido que cruzar el charco después de que un consorcio encabezado por Sacyr amenazase con paralizar el proceso de ampliación del Canal de Panamá si las autoridades de allí no asumían unos sobrecostes surgidos como por arte de magia.
Porque eso de dejar las cosas a medias, como nos enseñaron nuestros mayores, no está nada bien. Y menos aún jugar a los trileros. La bolita, la bolita, ¿dónde está la bolita? Si te comprometes a llevar a cabo un proyecto, ya sea por un precio irrisorio (como es el caso) o con un presupuesto decente, has de culminarlo. Y más si cuentas con el respaldo de las autoridades españolas. Si no sucederá que el presidente del país al que has prometido el oro y el moro acabará pidiendo explicaciones al Gobierno de turno, y que los medios de comunicación de medio mundo cargarán las tintas contra ti.
¡Cuánto merluzo!
Parece que el grumete a cargo del Twitter de la @MarcaEspaña se levantó aquel día con ganas de contradecir el famoso eslogan de la marca de ultracongelados: “lo bueno, sale bien”. Y es que nuestras instituciones y sus gabinetes de comunicación tienen un problema con la red de los 140 caracteres, que se ha convertido en su peor pesadilla.
Lo que en principio era bueno, salió rematadamente mal. El encargado de gestionar el perfil consideró oportuno alabar la proyección internacional de Pescanova… Justo cuando en los tribunales estaba quedando en evidencia que la cúpula de dicha compañía había maquillado las cuentas para ocultar las cuantiosas deudas que arrastraba. La consabida reacción iracunda no tardó en llegar y los responsables de la maltrecha marca España acabaron parafraseando al ínclito Rodolfo Langostino: “Por favor, llévame a casa…”
“Catalanes de mierda”
Por si no había quedado claro todavía, lo de la marca España con el Twitter no tiene nombre. Dicen algunos que los planes de Artur Mas para celebrar una consulta en Cataluña, así como sus desavenencias con el Gobierno de Rajoy, ponen en riesgo la imagen de la patria. No sabemos si eso es cierto, pero tiene poca credibilidad si los que afirman esto son precisamente los que están arrojando la reputación del reino a los leones.
Empeñados en meter la pata (o en perder su trabajo, quién sabe), los cargos designados para defender la imagen del país en el extranjero de nuevo hicieron de las suyas. En esta ocasión fue el segundo de abordo, Juan Carlos Gafo (sí: es su nombre), quien plasmó su polémica opinión en Twitter sin calcular las consecuencias. “Catalanes de mierda. No se merecen nada”, escribió tras la pitada al himno en la inauguración de un evento deportivo. Como le dirían nuestras abuelas: “Manolete, si no sabes torear pa’ qué te metes”.
Los Borbones, quintacolumnistas
Los grandes éxitos del monarca traspasan fronteras. Desde el “lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir” hasta “la justicia es igual para todos”, pasando por sus escarceos amorosos con la princesa Corinna o sus cacerías de elefantes en Botsuana. Y eso por no hablar de las ovejas negras de su familia: un yerno que – presuntamente – se llena los bolsillos con el dinero de todos y una hija que dice no enterarse de nada y acaba imputada, desimputada y reimputada (por si ser el hazmerreír del mundo una sola vez nos parecía poco).
Hasta el ministro ha reconocido que esto “no beneficia” a la marca España, pero lo que es de traca es que, en un alarde de estulticia por mímesis, el Govern de las Illes diga que también perjudica a la marca Baleares. ¿Pero esto qué eeeees?
El ‘chorizo’ español
No solo Urdangarin y sus altezas enturbian la percepción
de España más allá de sus fronteras. La lista de individuos que han
metido mano en la caja es casi infinita, con la presunta contabilidad B
del Partido Popular y el caso Bárcenas a la cabeza. Pero, tranquilos,
que Cospedal y Soraya están dispuestas a enfundarse el manto y la peineta para rescatar los valores tradicionales de nuestra nación (los de mediados del siglo pasado, más o menos).
La propia marca España (ese ente) ha reconocido que el escándalo del partido en el Gobierno nos perjudica, como también lo hacen los ERE en Andalucía, los trapicheos de Blesa, Matas, el ‘Campeón’ de Pepiño y hasta los Pokémon. ¡Hazte con todos!Una vergüenza escrita en sangre
Somos campeones del mundo de fútbol, de balonmano, Rafael Nadal es el número uno con la raqueta y Fernando Alonso solo recibe elogios por parte del mundo del motor. No obstante, de cara al extranjero (¿envidioso?) los errores siempre acaban relegando a un segundo plano hasta el mayor de los aciertos.
Así sucede con aquellos ciclistas, futbolistas y atletas de diversas disciplinas que un día tomaron la decisión de ignorar las normas para obtener mejores resultados. Ahora nos está pasando factura. El asunto del dopaje fue una piedra en el zapato de Madrid 2020. Los miembros del COI metieron el dedo en nuestra yaga en varias ocasiones y la candidatura olímpica española acabó cayendo a las primeras de cambio.
Café con leche (con porras y porrazos)
Pero lo peor de aquella derrota frente a Tokio (por favor, que alguien informe al COI de lo que está pasando en Fukushima) no fue el varapalo para el mundo del deporte, ni tampoco renunciar al beneficio económico que supuestamente hubieran reportado los Juegos Olímpicos. Lo peor fue la imagen de nuestro país que transmitió al mundo la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, con un discurso que, como mínimo, costó la friolera de un millón de euros.
“A relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” fue una de las mayores meteduras de pata del pasado año según la prestigiosa revista Time y demostró una vez más que nuestros políticos no se llevan nada bien con el inglés. Y no es la primera vez que los idiomas echan por tierra la dichosa marca España. El “very difficult todo esto” de Rajoy, las pifias múltiples de Zapatero… Podríamos llegar así hasta Franco.
Los niños chonis españoles en el Parlamento Europeo
Nuestro sistema educativo tampoco está para tirar cohetes. Solo hay que sacar a relucir los incontables mandobles que nos ha asestado ya el informe Pisa. Por eso a nadie extraña que, cuando mandamos a nuestros jóvenes a que conozcan mundo, ocurran cosas como esta. Nuestros más aventajados estudiantes hablaron en el Parlamento Europeo y, para dejar una huella imborrable de su visita, no se les ocurrió otra cosa que emplear la frase de una concursante de Gandía Shore. Aquello sí que fue “¡sagerao!”.
Los desaguisados de Calatrava
Con una sociedad que tributa en Suiza, imputado por presunta malversación y fraude en el caso Ópera y también en el caso Palma Arena… ¡Ah! Y embajador honorario de la Marca España (para la desdicha de muchos). Así es Santiago Calatrava: polémico y polifacético. Un maestro de los presupuestos erróneos con sobrecostes elevadísimos y un experto en obras faraónicas que, antes o después, presentan algún problema estructural.
Los fallos en sus obras dan para varios ‘Greatest hits’ de meteduras de pata arquitectónicas. Ya solo falta que Calatrava firme por Sacyr para poner la guinda al oscuro asunto del Canal de Panamá. Por aquello de cerrar el círculo, vaya.
Presidentes y patrias por los suelos
Pepe Gotera y Otilio no podrían haberlo hecho peor. La empresa española AZVI, encargada de la construcción del primer puente levadizo de Chile, convirtió lo que podría haber sido una oportunidad para dejar bien alto el pabellón de las empresas españolas en una de las chapuzas más cómicas del pasado año: el puente no será inaugurado a finales de este mes, como estaba previsto, porque sus plataformas móviles fueron instaladas…. ¡Al revés!
Tampoco es que la metedura de pata resulte sorprendente cuando se conoce el historial de la obra. En noviembre, la empresa se enteró de que había contratado a un falso topógrafo que tenía solamente estudios básicos. Entre unas cosas y otras, la Marca España ha quedado en Chile igual que su todavía presidente, Sebastián Piñera. Por los suelos.
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Con información de El Economista, Europa Press (y 2), El Heraldo, Radiocable, El País, El Huffington Post, Levante, El Mundo (y 2), elconfidencial.com, libertaddigital.com, Público, 20 Minutos, lainformacion.com y teinteresa.es. Foto principal de José Deconde.
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