CASTRO URDIALES QUEDARÍA PARA EL ATHLETIC DE BILBAO
El eterno “problema territorial” de España, que no ha hecho sino agravarse desde la aprobación de la Constitución de 1978 por la mala fe de catalanes y vascos, podría solucionarse definitivamente de demostrarse cierto el testamento del rey Juan Carlos I que hoy ha hecho público uno de los funcionarios encargados del mantenimiento de su muleta derecha.
De acuerdo con dicho documento, en el caso de que algún día el Monarca falleciese (Dios no lo quiera), él mismo ha dispuesto la siguiente repartición de territorios: el País Vasco y Navarra quedarían en propiedad de la infanta Helena; Cataluña y tierras similares, como las Baleares, Valencia o Aragón, pasarían a pertenecer a la infanta Cristina, quien podría establecer nuevos fueros para librar a su marido de las malintencionadas acusaciones sobre él vertidas; las dos Castillas, Galicia, Cantabria, Extremadura, Murcia, Andalucía, Canarias y “la morrallilla hasta aquí no descrita”, según reza el supuesto testamento, serían para el príncipe Felipe.
Ceuta, Melilla y Castro Urdiales
Por lo que respecta a las plazas españolas en África, el Rey dispone (dispondría, de verificarse la noticia) un usufructo para Felipe de 50 años. Pasado este plazo pasarían al mejor postor entre su primo de Marruecos y la constructora Sacyr Vallehermoso.
En cuanto a Castro Urdiales, histórico enclave con un pie en Cantabria y el otro en el Athletic Club de Bilbao, don Juan Carlos parece optar por la segunda opción, “pues de este modo el club de los leones ampliará su cantera, y la liga podría dejar de ser cosa de dos“.
Solución final
De este modo, el sucesor de Franco en la jefatura del Estado pretende acabar de una vez por todas con las tensiones territoriales en nuestro país. “Yo hago lo que puedo”, parece que ha dicho con su habitual chocarronería, “luego vosotros ya veréis”.