. De acuerdo a Steve Horvath, genetista a cargo de la investigación, las distintas partes de nuestra anatomía no maduran al mismo tiempo.
Para comprobarlo, el especialista de la UCLA elaboró un sistema que puede determinar la edad biológica de un tejido midiendo la metilación del ADN, que dice relación con ciertos cambios que se producen en los genes.
“A medida que envejecemos, cada gen se vuelve
más o menos metilado, es decir, se han añadido o eliminado grupos de
químicos metilo. En general, esto aumenta o disminuye la expresión del
gen. Todo el proceso se conoce como epigenética”, explican en New Scientist.
En la investigación publicada en Genome Biology,
se analizaron 7.844 muestras sanas de 51 tipos diferentes de tejidos
obtenidos de personas de una amplia gama de edades que iban desde fetos
hasta ancianos de 101 años.
Tras esto se concluyó que en general la edad
biológica de los tejidos coincidía con la edad cronológica, salvo
algunos tejidos en particular.
Fue así como Horvath estableció que el
tejido de los pechos saludables en féminas de una edad promedio de 46
años, es entre dos ó tres años mayor
al resto del cuerpo. Pero cuando se trata de una mujer que tiene cáncer
de mama el resultado es más abismante. “El tejido sano cerca del tumor
es de un promedio de 12 años más viejo que el del resto de su cuerpo”,
indicó el especialista.
“Para luchar contra el envejecimiento,
en primer lugar hay que encontrar una forma objetiva de medirlo.
Localizar el conjunto de biomarcadores que marcan el tiempo en todo el
cuerpo ha sido un desafío de cuatro años”, explicó Steve Horvath,
añadiendo que su meta en la invención de este reloj “es ayudar a los
científicos a mejorar su comprensión de lo que acelera
y ralentiza el proceso de envejecimiento humano. Sería muy emocionante
desarrollar intervenciones terapéuticas para reajustar el reloj y con
optimismo mantenernos jóvenes”.