jueves, 16 de mayo de 2013

Arsénico por sinrazón: El papel pintado verde que mató miles de familias durante el siglo XIX


El arsénico, el elemento 33 de la tabla periódica, es conocido como tiempo inmemorial por su gran toxicidad, siendo utilizado como veneno para insectos, ratas…y humanos. Sin embargo, durante la primera mitad del siglo XIX el peligroso elemento formó parte de un tinte verde, inventado por el químico sueco Carl Scheele, que se utilizó profusamente para teñir ropas, forros de muebles y un papel pintado muy de moda en la época victoriana y que mató literalmente a miles de personas, incluyendo al mismísimo Napoleón en su exilio en Santa Elena.
Lo peor del asunto es que la cualidad tóxica del mercurio era bien conocida ya en aquella época, lo que no detuvo la moda de poner el tinte verde absolutamente a todo: ropas, juguetes, pintura, muebles… con la excepción del pelo, pues todavía quedaba un siglo y pico para la irrupción del punk en Londres.
La descabellada popularidad del tinte verde de arsénico se debió a una asunción errónea por parte de la sociedad, que aún era bastante inocente en cuanto a los peligros de la química: como nadie iba a lamer las paredes o chupetear el forro del sofá verde, no había ningún peligro. Gran error: la humedad del ambiente extrae el arsénico del tinte, convirtiendo una mansión inglesa en un Bhopal en miniatura en el que los moradores morían a cámara lenta por respirar la nube tóxica.

Las damas de la alta sociedad victoriana caían como moscas por actos tan triviales como jugar una partida de cartas o regalar un juego de costura. La propia reina Isabel ordenó eliminar el papel verde de todas las salas del palacio de Buckingham tras enterarse de las cualidades letales del tinte, una operación ya de por sí peligrosa.
Pero la víctima más ilustre del “verde de Scheele” fue el mismísimo Napoleón Bonaparte, que mandó forrar las paredes de su casa de Santa Elena con papel pintado de los colores de la Francia imperial: oro y el nefasto verde. Durante los cinco años y medio que duró su exilio, Napoléon estuvo respirando el vapor de arsénico que desprendían aquellas paredes.
El hallazgo posterior de altos niveles de arsénico en el cabello de Napoleón llevó a los historiadores a especular con que el emperador había sido envenenado. Y de hecho lo fue, pero sin querer, por los efluvios del maldito tinte verde.

Más sobre el verde de Scheele en Wikipedia, Guardian y Napoleon Series. Visto en Cracked.
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