jueves, 1 de noviembre de 2012
TESTIMONIOS DEL MADRID ARENA: "lo de anoche fué escalofriante"
Laura: "Pensé en llamar a mis padres y decirles que me moría"
"Antes de entrar al concierto de Steve Aoki ya escuchamos rumores de que se habían vendido más entradas de las permitidas, pero nadie hizo nada al respecto, incluso los menores de edad pasamos sin problemas. Como a las cuatro de la madrugada se produjo una avalancha por culpa de una bengala que tiraron. La gente, asustada, empezó a empujar y a correr hacia la puerta más cercana, donde se amontonaron. Yo estaba cerca de la puerta, pero al llegar tanta gente se formó un tapón. Era imposible salir. Perdí a mis amigas y me quedé sola en el medio de la avalancha. Me faltaba el aire y no podía respirar. Pensaba que me moría. Incluso pensé en llamar a mis padres y decirles que me moría, que de ahí no salía.
El agobio no era solo pensar que no podías respirar, sino el sentir que la gente te aplastaba, la impotencia de no poder hacer nada, de no poder escapar, la sensación de la falta de aire... veías que la gente seguía empujando y que era imposible ayudar a nadie. Al final, un chico al verme gritando y llorando que me moría, que no podía más, me levantó y consiguió que por inercia la gente empujara hacia la puerta y me sacasen fuera. Pero no es solo el hecho de la avalancha, sino el hecho de que sabiendo que había heridos no suspendiesen el concierto, algo que es totalmente vergonzoso".
Roberto García, 20 años: "Lo de anoche fue escalofriante"
"Lo de anoche en Madrid Arena fue escalofriante. No he sido capaz de dormir. Sin duda había exceso de aforo y escasos efectivos de seguridad. Lo vi todo desde la pasarela de justo encima de donde estaba la masa humana. Fuimos a la fiesta un grupo de unos 8 o 10 amigos y desde que cogimos la línea diez de metro para llegar a Lago nos sorprendió la cantidad de personas que se dirigían al Madrid Arena. Jamás había visto tanta aglomeración de gente en el metro. Al entrar no nos pidieron ni el DNI; solamente la entrada. El recinto tiene tres plantas. Mis colegas y yo estábamos en la del medio. Desde allí vimos cómo una masa de gente empezó a agolparse y pensamos que era por una pelea. Después alguien encendió unas bengalas y cada vez había más y más chicos... No podíamos movernos. Me giré y mis amigos habían desaparecido. Fue horrible. Recuerdo la cara de una chica que no podía salir. No había muchos porteros. No sabía qué hacer. A las cinco y media logré bajar a la primera planta y me enteré de que una chica había muerto. Lo que pasó fue vergonzoso"
Cristina Cárdenas, 18 años: "Había mucha gente al borde del coma etílico o con sobredosis"
"Entramos cerca de las dos. Conforme pasó el tiempo ya no se podía andar. Era muy complicado mantener al grupo unido. La sensación era agobiante, allí no cabía ni un alfiler. La gente bailaba empujándose y dando saltos, lo que hacía más difícil moverse. Mi amiga Mónica y yo no hemos recibido más golpes en nuestra vida. La gente vomitaba dentro, se desmayaba... un caos. Una chica que debía estar bebida me pegó un puñetazo en la boca porque intenté ayudarla a levantarse del suelo. Los móviles no funcionaban, así que no podías encontrarte con nadie dentro.
Cuando salí, cerca de las cuatro de la madrugada, había muchísimas ambulancias fuera. La novia de mi hermano tuvo un ataque de ansiedad y se desmayó, pero no la atendieron debido a la cantidad de gente al borde del coma etílico o con sobredosis de alguna droga. Mientras mi hermano intentaba ayudarla, le robaron el móvil y la cartera. Fue poco antes de que ocurriera lo de la bengala".
Ramiro, 18 años: "Vi a cuatro o cinco chicas tiradas en el suelo"
"Yo estuve en el momento de la avalancha. Salí a fumarme un cigarro con dos amigos y , de repente, se empezó a crear un tapón por una de las puertas (una de las que estaban cerca del centro del local). La gente empezó a empujar pero estábamos tan apretados que no podía moverme, ni para delante ni para detrás. La gente empezó a caerse al suelo un metro por delante de mí. Yo aguantaba a tres chicas que estaban por caerse al suelo pero me preocupaban más los que estaban en el suelo. Se caían unos encima de otros. Los de seguridad no dejaban salir a la gente que se iba acumulando en la salida. La gente empezó a gritar y fue entonces cuando empezaron a sacarlos. Vi a cuatro o cinco chicas tiradas en el suelo. Había zapatos sueltos alrededor y alguien le estaba tomando el pulso a una de ellas. Le dije a mi amiga que no mirara. Había mucha confusión. Cuando empezaron a sacar a la gente, pudimos salir".
Álex del Mazo,19 años: "Fue un caos absoluto"
“Todo empieza en los exteriores de la parada de Metro de Lago donde una masa de gente haciendo botellón esperaba el gran momento de ver a Steve Aoki. Todos los alrededores estaban absolutamente llenos de gente. Era impresionante. En ese momento la gente hablaba de que se habían vendido muchas más entradas de las que permitía el aforo del Madrid Arena. Sobre las dos de la madrugada nos pusimos en la cola para entrar en el recinto. La entrada fue muy rápida y parecía que el sistema de organización funcionaba. Lo que en realidad era ocurría era que los de seguridad no pedían documentación ni siquiera a aquellos con apariencia de menores de 18 años. Te miraban la entrada, te la quitaban y no te ponían ningún tipo de sello.
Una vez dentro, todo estaba bien hasta que los de seguridad se empezaban a poner muy nerviosos al no poder controlar toda la riada de gente que quería pasar de un piso a otro o salir por unos minutos a la calle a descansar los oídos. En un momento, por unas escaleras interiores del recinto que accedían a un baño, un chico corría empujando a la gente. Uno de seguridad se abalanzó sobre él por encima de las cabezas de la gente que estaba sentada.
A las cinco y media de la madrugada, Steve Aoki terminó la sesión sin que nadie nos hubiera advertido de lo que allí había pasado. Al salir, una chica nos contó impactada que había visto morir gente aplastada, que había una masa de personas tiradas en el suelo llorando a las que intentaban reanimar y no podían. En ese momento supimos que era cierto todo lo que contaban, de que habían sacado a personas en camilla cubiertas con papel plata. En definitiva un caos absoluto, gente y más gente para todos los lados como si de un hormiguero se tratase, no pudimos siquiera acceder a la estación de Lago por los empujones de cientos y cientos de personas que intentaban volver a sus casas”.
Ernesto Moreno, 21 años: "¡Echaros para atrás que se está muriendo gente!", gritaban los guardias
"A eso de las cuatro menos cinco ya nos íbamos a ir. Éramos cuatro colegas. Estábamos en la tercera planta y tardamos un montón en llegar a la entrada por la cantidad de gente que se agolpaba en los pasillos. Había mucha gente en el suelo y no te podías mover. La única salida estaba abarrotada y no paraba de llegar más gente por detrás. Había mucha gente en el suelo. El pasillo se llenó de humo. No podía salir. Los porteros de la discoteca tiraban a la gente para sacarla a la calle. Me quedé pegado a la pared, perdí a mis amigos y sentía mucha presión. Un chico y yo sujetamos a una chica que iba borracha. Se va a caer. Hubo un momento en el que me metí en un baño esperando a que despejase un poco. Me acuerdo que los guardias de seguridad estaban muy nerviosos y que gritaban: "¡Echaros para atrás que se está muriendo gente, echaros para atrás!".
VÍA:www.elpais.com