lunes, 8 de noviembre de 2021

Quisieron irse sin pagar de un bar, pero terminaron avergonzados por una amable señora

 

Unos jóvenes fueron a un establecimiento gastronómico pero se percataron que no tenían para pagar todo lo consumido. Creyeron que podían irse sin abonar, pero fueron descubiertos y no se olvidarán de la vergüenza que pasaron.

Quisieron irse sin pagar de un bar, pero terminaron avergonzados por una amable señora (imagen ilustrativa).
Quisieron irse sin pagar de un bar, pero terminaron avergonzados por una amable señora (imagen ilustrativa).

En las redes sociales se pueden hallar distintas historias que pasaron en bares y restaurantes. Algunas de ellas son sobre precios exorbitantes o malos tratos hacia el personal, aunque también hay hechos pocos habituales. Este fue el caso de tres jóvenes que intentaron escaparse sin pagar lo consumido en un establecimiento hostelero, ubicado en el barrio sevillano de Santa Justa, España, pero una señora los descubrió y les hizo pasar vergüenza.

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Desde que comenzó la pandemia de Coronavirus el sector gastronómico fue uno de los más perjudicados. Esto derivó en que muchos bares al perder su clientela habitual debieran tomar la penosa decisión de cerrar. A pesar de las consecuencias que pasaron, de a poco algunos van recuperándose económicamente.

No obstante, hay establecimientos que no contaban con una clientela fija y que cada cliente es importante para la economía del lugar. Este fue el caso de este bar de Sevilla, España. en donde tres jóvenes acabaron avergonzados pero también se llevaron una gran enseñanza

En horas del mediodía se hicieron presentes en este bar, cercano a la estación de trenes de la capital hispalense, un grupo de tres amigos que apenas superaban los 20 años. Los jóvenes pidieron con normalidad las raciones para almorzar y permanecieron por más de dos horas en el lugar.

Sin embargo, todo cambió cuando llegó el momento de pagar. El camarero les llevó el ticket con el monto de todo lo que consumieron los comensales pero ni bien lo recibieron se dieron cuenta que era más de lo que habían pensado

Según informó el medio COPE.es, uno de ellos no tenía dinero encima, ya que uno de sus dos amigos le había dicho que él lo invitaba a almorzar, pero este se dio cuenta que era más de lo que llevaba en su billetera. En tanto, el otro joven sólo tenía para pagar su parte pero no más. 

Fue entonces cuando se pusieron a pensar en un plan para poder solucionar esta cuestión. Al principio comenzaron a bromear sobre hacerse cargo de lavar los platos para compensar lo que faltaba. Pero pasaron los minutos y surgió la posibilidad de marcharse sin pagar. Uno de ellos se negaba a hacerlo pero finalmente terminó accediendo. 

Los tres amigos se pusieron de acuerdo que cuando los trabajadores estuvieran distraídos aprovecharían para abandonar sigilosamente el establecimiento. Pero justo cuando estaban por irse, repentinamente una señora que se encontraba en la mesa de al lado a la de los jóvenes escuchó lo que intentaban hacer.

Los jóvenes se quisieron ir sin pagar, pero una señora los increpó y terminó ayudándolos a pagar lo que consumieron en el bar. Así les hizo pasó una gran vergüenza (imagen ilustrativa).

“¿Qué pasa aquí? ¿Les parece bonito lo que quieren hacer?¿Son conscientes de que si se van sin pagar son los camareros los que tienen que pagar por su gracia?”, les recriminó la señora de mediana edad a los tres amigos, quienes se quedaron sin palabras, por miedo a que la mujer les avisara a los empleados del bar sobre sus intenciones.

La mujer en vez de avisarle a los camareros les preguntó a los clientes: “A ver, ¿cuánto dinero les falta para poder pagar?” Los muchachos avergonzados respondieron cuanta era la cantidad que les faltaba, y esta clienta sacó de su cartera la billetera y les dio el dinero para abonar la totalidad que marcaba el ticket. En un primer momento, los jóvenes se rehusaron a recibir la plata, pero finalmente accedieron, ya que tampoco les quedaba otras opciones para salir del bar sin armar un escándalo. 

Finalmente pagaron gracias a la ayuda de esta mujer. Los chicos, aún impactados por el gran gesto de esta señora, se mostraron muy agradecidos con ella e igualmente avergonzados y por eso les agradecieron pero ella les respondió: “Yo no quiero que me den las gracias, sino que comprendan el daño que pueden hacer con este tipo de cosas”.

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