miércoles, 3 de noviembre de 2021

LAS MURALLAS DE CÓRDOBA

 

LAS MURALLAS DE CÓRDOBA
No sé si sabéis que en la ciudad de Córdoba las murallas fueron esenciales como elemento defensivo desde la época republicana, cuando comienza a construirse el «pomerium» romano, hasta el siglo XIX.
Deberíamos hacer un breve repaso de las murallas que le sirvieron a la ciudad durante siglos para protegerse de los invasores.
La muralla que fue construida en el siglo II a d C, cuando se instala el primer asentamiento romano, abarcaba un perímetro de 2650 metros y protegía el pomerium de 46 Has. Materialmente la muralla se construye con grandes sillares de arenisca en hiladas alternas a soga y tizón. Constaba de cuatro puertas que estaban orientadas en los cuatro puntos cardinales. En el concepto de ciudad romana, las murallas van más allá de un concepto defensivo. Son un límite sagrado que ordena la vida en muchos aspectos. Sólo dentro de sus márgenes tienen potestad muchas normas o creencias, y sólo fuera de ellos encontraremos enterramientos, separando así el mundo de los vivos, y de los muertos, de lo terrenal, y lo divino.
En la época musulmana las antiguas murallas romanas se encontraban en un estado deplorable.
Durante la Fitna de Al Andalus, el antiguo recinto amurallado fue reconstruido.
Más tarde, como consecuencia del acercamiento cristiano, se construyó en la parte oriental de la ciudad una nueva muralla anexa a la existente con el objetivo de proteger las viviendas situadas extramuros.
De esta forma, el recinto amurallado quedó dividido en dos partes: por un lado el antiguo recinto amurallado, denominado la Madina (al-Madina); y por otro lado el nuevo recinto amurallado anexo, denominado la Axerquía (al-Sarqiyya).
El sistema defensivo de la Medina seria mucho más perfecto y mejor acabado que el de la Axerquía, como lo demuestra dos hechos: la facilidad con que los cristianos se hicieron dueños de la Axerquía y la dificultad que tuvieron para apoderarse de la Medina, donde los musulmanes, tras ser invadida aquélla, se refugiaron rápidamente entre sus muros, desde donde le hicieron frente durante seis meses a los cristianos.
Fue en la época cristiana cuando se restauran de nuevo, manteniendo las que existian añadiendo tres nuevos recintos amurallados: El castillo de la Judería, la Huerta del Alcázar y el Alcázar Viejo o Corral de los Ballesteros.
A mediados del siglo XIX, la Muralla perdió su utilidad tanto en su función militar, como la que tenía como aduana; por ejemplo, para imponer impuestos a las mercancías que entraban a la ciudad
Desde ese momento, tanto la Muralla como las Puertas fueron siendo destruidas progresivamente a causa de su deterioro a lo largo del tiempo.
Los propios cordobeses que gozaron de su protección, serán quienes las derriben. Por bando municipal en 1858 se permite derribar algunas puertas y murallas de Córdoba en aras de la evolución cosmopolita.
No fueron pocos los defensores del patrimonio que manifestaron su decepción ante tal destrucción de lo que era parte de nuestra historia. Y así se perdieron algunos tesoros, como la hermosa Puerta de Baeza que nos hubiera quedado en el extremo occidental de la Ribera.
Aún así, de los cerca de 8.000 metros de muralla que rodeaba la ciudad de los Califas, quedan todavía importantes tramos de murallas, torres y puertas.

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