Ramón Sosa, un boxeador de Texas, Estados Unidos, fingió su propia muerte con tal de demostrar que su esposa, María Sosa, lo mandó asesinar y pagó 2 mil dólares (38 mil pesos) a los verdugos.
La pareja se conoció en 2007 y se casó en 2010. Juntos abrieron un gimnasio, pero cuando el negocio comenzó a caer, se llevó su relación con él y María solicitó el divorcio. Pero eso no fue todo, también contrató a un hombre para matar a su marido, pero lo que ella no sabía era que se trataba de un viajo amigo de Ramón, quien inmediatamente le avisó que alguien quería matarlo.
Aunque en un inicio pensó que era broma, acordó con el supuesto asesino que durante las negociaciones llevaría un micrófono para grabar los planes del responsable. Así fue como descubrió que era su esposa la que lo quería muerto.
Por muy loco que parezca, cuando la Policía del Condado de Montgomer y el FBI escucharon el audio, idearon el plan de maquillar a Ramón para que pareciera muerto por un disparo en la cabeza.
Además, le pidieron que se metiera en una fosa falsa para tomarle un par de fotografías que después mostraron a María, que al verlas soltó varias carcajadas. La mujer ahora está presa y enfrenta 20 años de prisión por intento de homicidio. En cuanto a su esposo, dijo que nunca volvería a ser el mismo pese a que continúa con vida.
Aunque en un inicio pensó que era broma, acordó con el supuesto asesino que durante las negociaciones llevaría un micrófono para grabar los planes del responsable. Así fue como descubrió que era su esposa la que lo quería muerto.
Por muy loco que parezca, cuando la Policía del Condado de Montgomer y el FBI escucharon el audio, idearon el plan de maquillar a Ramón para que pareciera muerto por un disparo en la cabeza.
Además, le pidieron que se metiera en una fosa falsa para tomarle un par de fotografías que después mostraron a María, que al verlas soltó varias carcajadas. La mujer ahora está presa y enfrenta 20 años de prisión por intento de homicidio. En cuanto a su esposo, dijo que nunca volvería a ser el mismo pese a que continúa con vida.
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