jueves, 27 de octubre de 2016

SÓLO QUEDA ESA LUZ. MEMORIA DEL TIEMPO DETENIDO.

    Pedro Luis Ibáñez Lérida

    Queridas amigas y amigos: comparto con vosotros esta nueva convocatoria en honra y memoria de Francisco Basallo...te, Poeta Mayor como así me gusta definirlo por su grandeza poética y humana, con la presentación de su obra póstuma “Arcángeles de otoño”.
    El mayor reconocimiento a un autor es exclusivamente la lectura de su obra. Os invito a traspasar el umbral de esta voz singular en el panorama poético contemporáneo en lengua española.
    Será un placer entrecruzar mirada y voz entre nosotros. Siempre desde el afecto. Siempre desde la alteridad.
    La Delegación en Sevilla de la Asociación Colegial de Escritores de España, sección autónoma de Andalucía, ACE-Andalucía, organiza y convoca en colaboración con Biblioteca Pública Municipal de Carmona “José María Requena” “Solo quiero esa luz. Memoria del tiempo detenido”. Homenaje a la palabra viva de Francisco Basallote.
    El acto se celebrará el día 28 de octubre, a partir de las 19h 30, en la Biblioteca Pública Municipal de Carmona “José María Requena”, c/ Domínguez de la Haza, s/n. Carmona.
    El eje central de este singular acontecimiento literario será la presentación de la obra póstuma del poeta vejeriego Arcángeles de otoño, Editorial Guadalturia
    Invita a la lectura de la obra Pedro Luis Ibáñez Lérida, poeta y crítico literario, delegado de ACE- Andalucía en la provincia de Sevilla. Presenta Antonia María Carrascal, poetisa y Comisionada de ACE- Andalucía en la comarca de Los Alcores.
    Francisco Basallote (Vejer de la Frontera, 1941 – Sevilla, 2015) fue ante todo un poeta solitario, que casi siempre ejerció este oficio al margen de grupos y cenáculos. Iniciado a la poesía desde su primera juventud, en esa etapa tuvo un leve contacto con los grupos poéticos del momento, en Cádiz, y sobre todo el magistral y corto tutelaje de Julio Mariscal, que le puso en la senda que nunca abandonaría.
    En su poética hay una búsqueda constante que se expresa en el recurso emocionado de la memoria, del tiempo que fluye y describe los sinuosos meandros de la historia a la vez que una inflexión interrogativa sobre el hombre, en un fondo a veces transgresor, que ironiza y mezcla lo ascético con lo hedonista en una oculta y constante presencia de la muerte, con pinceladas sutiles de humanismo. Sobre ese palimpsesto existencial, la luz, la claridad buscada que encuentra en el cielo y las calles de su pueblo, en el fuego de una buganvilla sobre el pebetero de la cal o en el dorado esplendor de la piedra pulida por soles milenarios.
    Señala Pedro Luis Ibáñez Lérida:
    “La senda del ser humano se revela en el propio tiempo que dispone para recorrerla. La cronología de Arcángeles de otoño desnuda el canto de lo más íntimo para desposeernos de la sombra que permanentemente nos acompaña y alarga, a la par que se acortan las horas de luz. El recogimiento posibilita enfrentarnos a nuestro propio espejo y reconocer el vencimiento. La perspectiva poética de esta obra se suma a otras tantas de su autor en las que la naturaleza forma parte inexcusable de un universo donde el paso del tiempo y la nostalgia acunan en su regazo la pérdida. El ánima que insufla esta obra plenitud de transparencia, toma cuerpo en la estación del otoño. El simbolismo que imprime la elección de este tiempo, ha de entenderse en la suma postrera de la evocación y la decadencia en las que nos sumerge la dorada y lívida eclosión del desprendimiento, tras la febril primavera y cegador estío, previo a su definición en el ocaso del invierno”.

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