Sin embargo, y a pesar de esta descripción ochentera alejada de la 'historia oficial', es la década más mitificada, la más amada y la que vuelve constantemente a invadir la cultura española. "Sin duda existe un retorno a lo retro, a los ochenta. Llámalo nostalgia si quieres, ¿por qué nonbsp;No es malo. Cuando hay una especie de vacío de creatividad siempre se ha tirado de lo antiguo. De hecho, en los años ochenta no inventamos nada. Las estructuras y todo estaba basado en el minimalismo pop de los sesenta solo que le aplicamos la tecnología y las nuevas técnicas de grabación para mejorarlo. Si ahora volvemos a eso me parece genial, sobre todo si algunos grupos seguimos estando en el escenario", analiza.
Por eso la publicación de 'Dicromo', subraya, "me tiene como un niño con zapatos nuevos". Sobre todo porque va a seguir subiéndose a los escenarios. El miércoles pasado presentó el anhelado recopilatorio en la sala El Sol de Madrid y está pendiente de cerrar nuevos bolos. "La esencia de Azul y Negro está intacta: esas melodías facilonas que se pueden tararear, que las puedes cantar en la ducha, pero con pases bailables, con tecnología punta en instrumentos, en sonido. Todo eso se mantiene inalterable, y eso a la gente le sorprende porque no se lleva. Lo más importante para un artista es mantenerte fiel a lo que es lo tuyo. Creértelo, porque si tú te crees lo tuyo, convences al público y eres auténtico. Eso es lo más importante", zanja.
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