La insólita situación ocurrió en Florida, Estados Unidos, cuando una bailarina que había sido contratada para un baile privado y "servicios extras", se negó a realizar lo segundo luego de danzar sugestivamente para el sujeto deseoso de sexo. Por este motivo, el hombre denunció a la mujer y pidió que sea detenida.
Para sorpresa del hombre, encima que la mujer se negó a brindar los servicios sexuales que ella ofrecía, tampoco aceptó devolver el dinero del cliente, quién de inmediato exigió “un reembolso”.
Hasta aquí, la situación transcurría con total tranquilidad. Pero luego de hablar con la manejadora de la bailarina, Marisa Hernández, el daminifico se “tornó agresivo”, aunque para fortuna de los presentes, este terminó llamando la policía.
De esta manera, cuando los oficiales de la ley se hicieron presentes, el cliente pidió la detención de la bailarina, por tratarse de un caso de estafa. Pero otra vez, el hombre se llevó una sorpresa, cuando los agentes se negaron a arrestar a la mujer stripper, por lo cual el hombre (que más tarde se supo es un abogado retirado) se enfureció y comenzó a usar lenguaje vulgar.
El desenlace de la historia cuenta que todo quedó en la nada, ya nadie presentó cargos contra el cliente defraudado, ni este contra la bailarina, aunque se le advirtió al hombre que si regresaba al establecimiento, sería arrestado.
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