En un escandaloso caso ocurrido en Argentina, Leandro Acosta, de 25 años, y su hermanastra y amante, Karen Klein, de 22 años, admitieron haber asesinado a Ricardo Klein, de 54 años, y a Miryam Kowalczuk, de 52 años, como venganza por “años de abuso sexual”, relató el sitio metro.co.uk.
La abogada de Acosta, Mónica Chirivin, le dijo al MailOnline que el hombre le disparó a su padre en la cabeza mientras dormía y luego abusó sexualmente del cadáver. Cuando la madre entró a la habitación y vio lo que estaba sucediendo, el joven le disparó varias veces sin ningún remordimiento.
Acosta cocinó el cuerpo de su padrastro, para después comerse una parte, “Sabía a cerdo salado, un poco fuerte, pero delicioso”, confesó el joven con mucha frialdad. Sobre su madre añadió: “ ella era una puta y una borracha, hice justicia a mi manera”.
Acosta mantuvo los cuerpos durante 11 días, en la casa donde vivían, tiempo durante el cual los destrozó, aplastó los cráneos y empaló el cuerpo de su madre, para después cometer un acto indecente sobre ella.
Cuando la policía fue alertada y llegó a la escena del crimen, encontró parte de los huesos y la columna vertebral de la pelvis de Kowalczuk en un cubo, junto con carne humana preparada para el consumo. También hallaron 16 bolsas de basura llenas, algunas de ellas con restos humanos.
La hermanastra de Acota afirmó que solo le ayudó a limpiar el lugar después de los asesinatos. La pareja mantenía una relación amorosa de varios años.
Acosta y Klein afirmaron que ambos sufrían abusos sexuales desde los seis años de edad y que fueron obligados a participar en tríos, en los que participaban los amantes de su madre, más de una vez.
La pareja ha sido recluida en un centro psiquiátrico, pero el fiscal del caso busca denunciarlos penalmente como asesinos comunes y no como sujetos con problemas mentales.
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