Este escapista británico quiso revivir una tradición de su arte que no se veía desde hace un siglo; sin embargo, lo que Britton olvidó es que, para salir con vida de ella, había que ser un profesional más grande que Harry Houdini.
Excelsior.
La proeza consistía en ser enterrado vivo para escapar por sus propios miedos de la prematura sepultura.
Lo que sucedió no fue un escape memorable para la historia, sino un desastre que casi extingue la vida del joven Britton. Afortunadamente, el grupo de paramédicos que estuvieron presentes en el lugar para prevenir cualquier desgracia, trabajó de manera inmediata para sacar al escapista de su trampa mortal.
Según relata el propio Britton, tras varios minutos de permanecer debajo del suelo y sin oxígeno, perdió la consciencia, lo que disparó las alarmas de los rescatistas que, en segundos, removieron kilos de tierra para prevenir quemuriera por asfixia.
Ésta no es la primera vez que este escapista 'no escapa' de sus propias trampas. En 2013, Britton casi pierde la vida dentro de una jaula que había sido encendida en llamas, mientras que al año siguiente, el artista estuvo cerca de morir colgado de una grúa al intentar realizar otra de sus rutinas.
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