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La Consulta por la Democracia (#ConsultaDemocracia) pretende visibilizar una reivindicación muy concreta que se lleva enunciando desde hace tiempo: queremos más democracia, queremos una verdadera democracia.
Queremos hacer de la norma fundamental que rige nuestro sistema una verdadera herramienta de protección de nuestros derechos. Porque las constituciones son eso, herramientas de las que nos dotamos para vivir juntos. La constitución actual ya no sirve, se aplique o no, y hay diversos motivos para su caducidad: el paso del tiempo, una ciudadanía que ha demostrado tener unas capacidades que esta no contempla y una impotencia para protegernos de dos de las principales amenazas actuales: la economía financiera y una clase política que ya solo es capaz de representar sus intereses y los de esa misma economía financiera.
Y creemos que ahora es un buen momento. Lo es porque el régimen no deja de dar indicios de una descomposición acelerada, porque todo aquello que alguna vez pudo sostener un marco común está dando pruebas de que ya no responde a las necesidades y demandas de la ciudadanía, porque la expectativa de cambio profundo se ha expresado con fuerza en la últimas elecciones europeas y, ante todo, porque podemos, porque somos una sociedad capaz de intervenir en los asuntos que nos competen.
También sabemos que la constitución va a ser modificada para intentar sujetar un sistema que ya no puede respirar más y salvaguardar los privilegios actuales. Dejar que lo hagan por nosotros supone que no decidiremos sobre sus contenidos.
Por esta razón no se trata de si se va a modificar la constitución o no, sino de si se va a hacer democráticamente, si va a abordar las cuestiones que nos afectan e importan: derechos garantizados, participación política y justicia económica, tres pilares que consideramos dan contenido al término democracia. Y queremos tenerlos garantizados independientemente de las siglas que nos gobiernen. Efectivamente, todas estas cuestiones no están actualmente en la agenda política de las reformas planteadas.
Por último, venimos viendo signos de aquello que está siendo llamado segunda Transición. En las últimas semanas ha surgido, fruto de ese deseo ciudadano por mayor democracia, la demanda de un referéndum en torno a la jefatura y modelo del estado tras la abdicación del rey Juan Carlos. Desde los impulsores de la consulta por la democracia apoyamos dicha demanda y esperamos que sea satisfecha cuanto antes. Creemos que es bueno que dicho referéndum vaya acompañado de otras consultas como esta que planteamos que vayan dando forma y cuerpo a eso que llamamos proceso constituyente.
Si es cierto que podemos llamar a lo que sucede como segunda Transición, hagamos que avance en aquello a lo que no llegó la primera, hagamos de esta una oportunidad por devenir una democracia adulta, en la que la ciudadanía tenga un papel más protagónico.
Nos sigue preocupando lo mismo que hace tres años: queremos más democracia, en todas las escalas del Estado, en todas aquellas parcelas de nuestra vida para la que sea necesaria.
Y por eso no vamos a conformarnos, vamos a decidirlo todo.