Todo comenzó cuando el doctor Mahmood
Bhutta, otorrinolaringólogo del Hospital Wexham Park; y Harold Maxwell,
psiquiatra del Hospital Universitario West Middlesex (estaban aburridos y
se pusieron a charla).
Ambos trataron un paciente que estornudaba de manera incontrolada cuando pensaban tener relaciones sexuales. A partir de este caso testigo, encontraron 17 casos más.
Después de este hallazgo, pusieron manos a la obra y encontraron tres casos más de pacientes que estornudaban después de haber tenido un orgasmo.
Estos datos le alcanzaron a Bhutta y a Maxwell para concluir:
“Los resultados de nuestras investigaciones sugieren que este fenómeno podría ser mucho más común de lo que se piensa, aunque no se conoce porque quizá la gente no habla de ello porque lo consideran algo vergonzoso”
“Estos fenómenos pueden obedecer a un defecto en las conexiones neuronales”, agregan. (Sería algo así como conectar más los cables).
“Este reflejo demuestra que hay ciertos vestigios evolutivos en las conexiones de una región del sistema nervioso denominada sistema nervioso autónomo, una región que está fuera de nuestro control y se encarga del control inconsciente del ritmo cardiaco, la digestión y la dilatación de pupilas, entre otras cosas”, agregan (que me habrán querido decir!!!)
Los científicos creen que, debido a una “mala conexión” en el cerebro, las señales que envía este sistema podrían “cruzarse”, haciendo que algunas personas estornuden cuando se les pasa por la mente algún tipo de actividad o relación sexual.
Por lo tanto, estimado amigo, a partir de hoy si una linda/o muchacha/o estornuda, acuérdate de este artículo que no te vas a arrepentir…
