MIGUEL ANGEL Toledano 12/05/2014
Hace unos meses, cuando le preguntaron al filósofo Emilio Lledó si la
crisis había reducido nuestra capacidad de replantearnos las cosas,
respondió que la verdadera crisis no era tanto económica como una crisis
de la mente, de nuestra forma de entender el mundo. A mí sus palabras
consiguieron detenerme porque es alguien que siempre merece ser
escuchado atentamente. Siguiendo su razonamiento la crisis más real -con
independencia de los problemas económicos, que son muy reales y muy
duros- es la crisis de la inteligencia. Porque no nos encontramos solo
ante una corrupción de las personas y las cosas, sino ante una
corrupción de la mente. Hay algo que todos debemos de haber hecho mal
para haber llegado hasta aquí. Algo en nuestra forma de entender la
vida, en saber claramente cuáles son las verdaderas necesidades, en la
importancia que le hemos dado a la educación, a la salud. En la
importancia que le hemos otorgado al dinero. A la política.
Estamos padeciendo desde hace tiempo una política de la mentira y una
educación que no se ha tomado en serio, donde la cultura y el saber no
se sabe bien ni lo que son ni para qué sirven. La educación es la
esencia de partida de toda sociedad, y, si eso falta, la sociedad de va a
pique. Filosofía significaba "aprecio al entender". Preocupación por
saber qué mundo es el tuyo, el nuestro, qué sociedad es la tuya, la
nuestra, y cómo compartir la vida con otros. Por eso es tan importante
la gobernación de la Polis, de las cosas que nos afectan a todos, de la
política, aunque hoy se hable tanto, a consecuencia del comportamiento
de determinados políticos, de la perversión de la política.
¿En
qué instante comenzamos a pensarlo todo en términos de rentabilidad
económica? La economía es importante, pero es solo una parte. "Hay que
dejar que los muchachos, los cuatro, cinco o seis años que están en la
universidad se entusiasmen con algo, que no se obsesionen con cómo
ganarse la vida, ya se la ganarán o la lucharán. La obsesión por ganarse
la vida es la forma más radical de perderla", dice Lledó. Y fíjense
hasta dónde hemos llegado. ¿Para qué sirve toda la economía si no sabes
pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre
intelectualmente? Debemos recuperar el sentido que nos enseña que la
vida es algo muy hermoso y muy estimulante. Y no podemos olvidarnos de
la posibilidad que tenemos de mirar. De ver. El primer paso para
comenzar es mirar. Los filósofos griegos nos enseñaron que la palabra
idea, que nos remite al idealismo, significa mirar. Mirar con los ojos y
sus hilos secretos, no con la mente. Y solo después de eso vendrá la
educación.
* Profesor de Literatura