La interpretación positiva o negativa depende de cada persona, pero es un hecho que cometer errores es la oportunidad perfecta (y necesaria) de aprender.
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Errar es humano, como se dice y más vale dejar los juicios y prejuicios
de lado, para interpretar lo que se vive, porque quien no se atreve no
cruza el río y quién no se equivoca es un inhumano.
Relaciónate con más de una persona durante al menos 6 meses.
¿Cómo sabrás lo que quieres de la persona correcta con la que te vas a
casar si no tienes una base de comparación? Experimenta a otras personas
antes de subirte al altar. Ojo, eso no quiere decir que vayas de
relación en relación cada 2 meses, solo se trata de conocerte a ti misma
y saber qué tipo de pareja no quieres para ti.
Salir con el chico equivocado.
De todos los errrores que cometerás, este es el más común de todos
pero, ¿quién no se enamora en esta etapa de la vida? Saldrás con el
chico celoso, posesivo, malo o simplemente inmaduro. No importa,
mientras puedas salir de esa relación destructiva en el momento preciso,
lo único que te conseguirás serán varias lecciones. En primera te
volverás más exigente con los hombres, sabrás exactamente lo que quieres
y no dejarás que cualquier tipo te trate como sus chanclas. Y sabemos
lo que piensas, con un chico se pueden cometer errores de gran magnitud
pero nadie más que tú puede evitar que algo así suceda. Infórmate,
quiérete y valora quien eres; si haces eso, nada puede tirarte.
Guíate por la apariencia.
Este es un error que muchos hemos cometido. ¿Quién nunca se dejó atraer
por una persona sólo por una cara de ángel o un cuerpo bien
proporcionado y cuando te diste cuenta, estabas teniendo una relación
con una maniquí de aparador, al que le quedaba perfecto cualquier trapo,
pero era incapaz de completar un dialogo? Esto solemos hacerlo cuando
somos jóvenes e inamduras, cuando vas creciendo te das cuenta que por
más “guapo” que sea una persona por fuera, si no tiene nada dentro no va
lograr que te enamores.
Ser sincera. La sinceridad
es como una dosis de morfina, en cantidades correctas puede aliviar
mucho dolor, pero si se suministra demasiado puede resultar letal para
la relación. Y es que ¿puedes imaginar un matrimonio de 25 sin
sinceridad? Pues los hay. Si pretendes llegar algún día a conmemorar tus
bodas de plata, construye tu relación con base en la sinceridad.
Cuéntale de todo a ella, ahí radica la experiencia de equivocarse
repetidamente con la sinceridad para saber cuándo y cómo debe aplicarse.