A finales del año pasado, el alcalde de Valderrey, Gaspar
Cuervo, descubrió el secreto que guardaban los ojos del puente de
Valimbre desde el verano de 1936. Una llamada de teléfono del
vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica (ARMH), Marco González, también le desveló la historia que
contenían los trajes guardados en el trastero de la iglesia del pueblo
durante décadas, y que los años duros de la Guerra Civil y la posterior
represión franquista silenciaron a las generaciones posteriores.
astorgaredaccion.com / M.A. REINARES / 01-04-2014
A finales del año pasado, el alcalde de Valderrey, Gaspar Cuervo,
descubrió el secreto que guardaban los ojos del puente de Valimbre desde
el verano de 1936. Una llamada de teléfono del vicepresidente de la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Marco
González, también le desveló la historia que contenían los trajes
guardados en el trastero de la iglesia del pueblo durante décadas, y que
los años duros de la Guerra Civil y la posterior represión franquista
silenciaron a las generaciones posteriores.
La ARMH buscaba desde el año 2010 los restos de Agustín Alonso
Jambrina, maestro de sericicultura de San Román de Bembibre, y José
Villar Sobrín, dos bercianos 'paseados' nada más comenzar la guerra. Los
testimonios orales de la investigación que estaban realizando, les
pusieron sobre la pista de que estos dos hombres habían sido enterrados
en el cementerio de Castrillo de las Piedras. "Nos pusimos en contacto
con el alcalde para que buscara en las actas de defunción" para
comprobar si entre agosto y septiembre de 1936 había registrados
desaparecidos, indica Marco González.
Para sorpresa de Gaspar Cuervo, el libro de registro de defunciones
albergaba en ese mes no dos, sino seis actas de muertos sin nombre. "Un
hombre desconocido", de esta manera están inscritos seis republicanos
asesinados en diferentes días. No formaron parte de una misma 'saca' de
fusilados que probablemente habían sido encarcelados en el cuartel de
Astorga. Dos de ellos recuperaron sus identidades posteriormente.
Cruces en el cementerio de Castrillo de las Piedras donde se encuentran enterrados el maestro Jambrina y Sobrín.
El fallecido que aparecía en el acta número 58, el 6 de marzo de
1937 fue identificado como Amancio Alonso Sarmiento, vecino de Noceda
del Bierzo y maestro nacional. El registrado en el acta número 64 era
Ernesto de Paz Guisasola según la nota escrita por el secretario
municipal el 11 de noviembre de 1940. El primero, "un hombre desconocido
de aproximadamente 30 años de edad", fue fusilado el 23 de agosto de
1936 en el kilómetro 321 de la carretera Madrid-Coruña, el segundo, otro
"hombre desconocido de aproximadamente 65 años de edad", encontró la
muerte el 15 de septiembre de 1936 un kilómetro antes, en el 320, a mil
metros del magnífico puente de piedra de Valimbre. Los dos fueron
enterrados en el cementerio de Cuevas, por haber sido hallados en el
término de la pedanía de Valderrey.
Chaqueta de gabardina y pantalón de rayas
Una tras otra, las actas que iba descubriendo Gaspar Cuervo
contenían datos que le retrotrajeron a su niñez y al recuerdo de los
misteriosos trajes que estaban guardados junto a las andas de los pasos
de los santos en la iglesia de Castrillo de las Piedras.
Los seis registrados tenían una característica común: todos iban
vestidos con traje o con chaqueta de corte tipo gabardina con pantalón
de rayas, incluso alguno de ellos llevaba sombrero. "No eran hombres del
campo, seguramente era gente significada", matiza el alcalde, que
después de encontrarse con esta información preguntó en el pueblo a la
gente "que fue atando cabos… En el trastero de la iglesia de Castrillo
hubo durante mucho tiempo unos trajes. La manera de identificarlos era
quitarles la ropa y guardarla, para si los venían a identificar los
familiares. Hace 15 años hicieron una reforma en la iglesia y los
tiraron".
Más de 60 años estuvieron las ropas guardadas por si algún familiar
las venía a reclamar. Gaspar Cuervo asegura haber descubierto "algo que
te planta en la cara la realidad sobre lo duro que fue aquel tiempo. Lo
triste ha sido no haber buscado antes esa realidad. Tenía que ser una
obligación de todos encontrarla. España es la única nación que en su
recuperación de la democracia no partió de cero, tendríamos que haberlo
hecho todos para curar de una vez la herida".
Este 1 de abril de 2014 se cumplen 75 años del fin de la Guerra
Civil. Agustín Alonso Jambrina y José Villar Sobrín, los dos
desaparecidos que desde 2010 buscaba la ARMH siguen enterrados en el
cementerio de Castrillo de las Piedras. En sus actas de defunción aún no
aparecen sus nombres ni sus apellidos. Entre los más mayores del
pueblo, alguno, por fin, se atrevió a contar al alcalde de Valderrey 72
años después un retazo de la tragedia: "aparecieron en la cuneta. Los
encontraba la gente cuando iba a Astorga".
Gaspar Cuervo ha hilado la historia de cuatro de los seis
'paseados'. Setenta y cinco años después todavía se desconoce quiénes
eran los dos que faltan por identificar para cerrar uno de los capítulos
más trágicos de la historia del municipio de Valderrey.