viernes, 4 de abril de 2014

EL SECRETO DE LOS OJOS DEL PUENTE DE VALIMBRE

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A finales del año pasado, el alcalde de Valderrey, Gaspar Cuervo, descubrió el secreto que guardaban los ojos del puente de Valimbre desde el verano de 1936. Una llamada de teléfono del vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Marco González, también le desveló la historia que contenían los trajes guardados en el trastero de la iglesia del pueblo durante décadas, y que los años duros de la Guerra Civil y la posterior represión franquista silenciaron a las generaciones posteriores.
astorgaredaccion.com / M.A. REINARES / 01-04-2014

 
A finales del año pasado, el alcalde de Valderrey, Gaspar Cuervo, descubrió el secreto que guardaban los ojos del puente de Valimbre desde el verano de 1936. Una llamada de teléfono del vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Marco González, también le desveló la historia que contenían los trajes guardados en el trastero de la iglesia del pueblo durante décadas, y que los años duros de la Guerra Civil y la posterior represión franquista silenciaron a las generaciones posteriores.
La ARMH buscaba desde el año 2010 los restos de Agustín Alonso Jambrina, maestro de sericicultura de San Román de Bembibre, y José Villar Sobrín, dos bercianos 'paseados' nada más comenzar la guerra. Los testimonios orales de la investigación que estaban realizando, les pusieron sobre la pista de que estos dos hombres habían sido enterrados en el cementerio de Castrillo de las Piedras. "Nos pusimos en contacto con el alcalde para que buscara en las actas de defunción" para comprobar si entre agosto y septiembre de 1936 había registrados desaparecidos, indica Marco González. 
Para sorpresa de Gaspar Cuervo, el libro de registro de defunciones albergaba en ese mes no dos, sino seis actas de muertos sin nombre. "Un hombre desconocido", de esta manera están inscritos seis republicanos asesinados en diferentes días. No formaron parte de una misma 'saca' de fusilados que probablemente habían sido encarcelados en el cuartel de Astorga. Dos de ellos recuperaron sus identidades posteriormente. 
Cruces en el cementerio de Castrillo de las Piedras donde se encuentran enterrados el maestro Jambrina y Sobrín.
El fallecido que aparecía en el acta número 58, el 6 de marzo de 1937 fue identificado como Amancio Alonso Sarmiento, vecino de Noceda del Bierzo y maestro nacional. El registrado en el acta número 64 era Ernesto de Paz Guisasola según la nota escrita por el secretario municipal el 11 de noviembre de 1940. El primero, "un hombre desconocido de aproximadamente 30 años de edad", fue fusilado el 23 de agosto de 1936 en el kilómetro 321 de la carretera Madrid-Coruña, el segundo, otro "hombre desconocido de aproximadamente 65 años de edad", encontró la muerte el 15 de septiembre de 1936 un kilómetro antes, en el 320, a mil metros del magnífico puente de piedra de Valimbre. Los dos fueron enterrados en el cementerio de Cuevas, por haber sido hallados en el término de la pedanía de Valderrey.
Chaqueta de gabardina y pantalón de rayas
Una tras otra, las actas que iba descubriendo Gaspar Cuervo contenían datos que le retrotrajeron a su niñez y al recuerdo de los misteriosos trajes que estaban guardados junto a las andas de los pasos de los santos en la iglesia de Castrillo de las Piedras.
Los seis registrados tenían una característica común: todos iban vestidos con traje o con chaqueta de corte tipo gabardina con pantalón de rayas, incluso alguno de ellos llevaba sombrero. "No eran hombres del campo, seguramente era gente significada", matiza el alcalde, que después de encontrarse con esta información preguntó en el pueblo a la gente "que fue atando cabos… En el trastero de la iglesia de Castrillo hubo durante mucho tiempo unos trajes. La manera de identificarlos era quitarles la ropa y guardarla, para si los venían a identificar los familiares. Hace 15 años hicieron una reforma en la iglesia y los tiraron". 
Más de 60 años estuvieron las ropas guardadas por si algún familiar las venía a reclamar. Gaspar Cuervo asegura haber descubierto "algo que te planta en la cara la realidad sobre lo duro que fue aquel tiempo. Lo triste ha sido no haber buscado antes esa realidad. Tenía que ser una obligación de todos encontrarla. España es la única nación que en su recuperación de la democracia no partió de cero, tendríamos que haberlo hecho todos para curar de una vez la herida".
Este 1 de abril de 2014 se cumplen 75 años del fin de la Guerra Civil. Agustín Alonso Jambrina y José Villar Sobrín, los dos desaparecidos que desde 2010 buscaba la ARMH siguen enterrados en el cementerio de Castrillo de las Piedras. En sus actas de defunción aún no aparecen sus nombres ni sus apellidos. Entre los más mayores del pueblo, alguno, por fin, se atrevió a contar al alcalde de Valderrey 72 años después un retazo de la tragedia: "aparecieron en la cuneta. Los encontraba la gente cuando iba a Astorga". 
Gaspar Cuervo ha hilado la historia de cuatro de los seis 'paseados'. Setenta y cinco años después todavía se desconoce quiénes eran los dos que faltan por identificar para cerrar uno de los capítulos más trágicos de la historia del municipio de  Valderrey.