Foto, Olivia Arthur (Magnum) |
Tras volver de una excursión, se juntaron en casa de unas jóvenes para pasar un rato en un país que carece de bares, cines o lugares de encuentro para la juventud. Además de saudíes, había chicos y chicas de otros países occidentales que trabajaban en Riad. Poco después, un grupo de hombres encapuchados empezó a aporrear la puerta. No era un atraco ni un secuestro. Eran miembros del Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, la ominosa mutawa, los guardianes de la moral.
No tenían bebidas alcohólicas ni drogas ni sustancias prohibidas. Algunos jugaban a las cartas y otros simplemente charlaban, Pero habían violado una norma que prohíbe estar juntos hombres y mujeres que no tengan relación familiar.
La policía detuvo a los presentes, entre quienes había jóvenes de España, Reino Unido, EE UU, Etiopía y Sudán, además de saudíes. Los mutawa conminaron a las chicas a que se cubrieran la cabeza sin tocarlas ni mirarlas directamente. A los chicos les pusieron las esposas y les metieron en la parte de atrás de un coche. Señalandolas, los guardias preguntaron a los chicos: "¿Son putas? ¿Cuánto les habéis pagado?".
Los hechos ocurrieron el mes pasado. En pocos días los occidentales quedaron libres tras la intervención de sus embajadas. Las dos chicas etíopes y la sudanesa han pasado casi un mes encerradas y con toda seguridad serán deportadas a sus países.
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