jueves, 27 de febrero de 2014

Timos con el móvil: ¿Qué hacemos?


Timos con el móvil: ¿Qué hacemos?


Antes de empezar a escribir esta entrada de Blog, he tenido que poner música. Una pieza tranquila, que no me soliviante, aún más, el ánimo. Un violín haciendo la melodía, un chelo... algo tranquilo y relajante.

 
Cada vez se producen más estafas telefónicas.
La anécdota jurídica de hoy trata de un tipo de estafa que prolifera, en los últimos tiempos, entre los teléfonos móviles de los pobres e incautos ciudadanos.

Si le dijera que es posible que su compañía telefónica le cobre por mensajes de SMS que usted recibe, Si, ha leído bien, RECIBE. ¿Se alarmaría?

A más desgracia, no le extrañará tanto, si le informo que este tipo de estafa es, de sobra conocida, por los Operadores telefónicos (es decir, los Vodafone, Movistar, Orange...).

La estafa consiste en lo siguiente:

El usuario de la línea recibe un SMS en su terminal, con un texto similar a este:
- "Estoy intentando localizarte en facebook, ¿es que no tienes? ¿Cómo podría hablar contigo?"
El mensaje se recibe de un número corto, 25658.

El usuario, por curioso, incauto, o incluso por que tengas sobradas razones para ello, puede incurrir en el error de contestar al SMS con otro, diciendo:
"¿Quién eres?

Este mensaje que el usuario envía, es utilizado por el estafador, para dar por contratado un servicio de "Tarificación Adicional", por el que comienza a enviar mensajes al usuario con un coste, por mensaje, de 1,04 euros.

Por ejemplo:

"Ya se que no sabes quien soy. Tenemos un amigo en común y te vi en una fotos suya del Face. Pero, dime, ¿estás en línea?."

A partir de aquí, un usuario con criterio, se dará cuenta de que algo "huele mal" y tratará de informarse. Sin embargo, estos mensajes suelen llegar a niños, ancianos,... que caen en la trampa e inician una "conversación" con tan sugerente contertulio. No es difícil imaginar, que en una mañana cruzando mensajes, uno puede llegar a gastarse 20 o 30 euros.

Pero, la estafa es aún más compleja.

El usuario despierto, que se da cuenta de que algo no funciona, suele tardar unos mensajes en atreverse a llamar a su Operador. Todos los mensajes que recibe, uno o dos al día, los pagará a 1,04 euros.

Obviamente, estos hechos, aparte de ser vergonzosos, son también constitutivos de delitos, aunque por los pequeños importes defraudados, no conllevan grandes riesgos penales para los delincuentes, quienes actúan con total impunidad.

Pero además, lo hacen con la ayuda o "cooperación necesaria" de un "Operador/Estafador" que no contento con estafar con sus tarifas, o sus sistemas de atención telefónica, ni con violar tu intimidad a cualquier hora, o freírte a mensajes, además da cobertura a estos "pícaros" de la tecnología móvil.

Pruebe a llamar a su operador. En primer lugar, le "clavarán" con el coste de la llamada. Este coste, puede llegar a suponer un incremento importante del coste final de la historia.

En segundo lugar le dirán que no se puede hacer nada. Y sólo si usted insiste, le informarán de que le pueden cancelar el servicio de tarificación adicional, para que no le sigan estafando.
¿QUÉ HACEMOS ANTE ESTO?

Y, ¿Qué hace un ciudadano normal ante esto?. Por favor, no caiga en la trampa. Huya del teléfono, no llame a su operadora si no es estrictamente necesario, utilice otros medios. Sobretodo, asegúrese de que cualquier comunicación que realice, pueda ser acreditada. Envíe un email al servicio correspondiente, un burofax, contrate un abogado, ponga una queja en la Oficina de Consumidores y usuarios, envíe un fax solicitando la baja en el servicio, o incluso en la línea, pero no siga llamando por teléfono para solucionar el problema, porque seguirá siendo estafado.

Nuestra experiencia como abogados nos enseña, que el ciudadano tiende a comunicar sus quejas por teléfono, y no es consciente, de que llamando por teléfono, no queda prueba de la llamada ni de su contenido. Es más, lo deja todo en manos del enemigo.

Y es que estas empresas estafadoras, son pequeñas herramientas para las grandes Operadoras, que hacen buen negocio colaborando en la estafa generalizada al público. Es el ejemplo claro, de la falta de ética empresarial, del todo vale, y del síndrome tan español del "cortomirismo empresarial" que basa su éxito en el pelotazo, en el dinero fácil y rápido auspiciado por una justicia cara y lenta.

Si las grandes empresas velaran por sus clientes, en lugar de "atracarles", seguro que tendrían una vida más larga. Son el enemigo.

Y es por todo esto, que uno se enciende ante el abuso de los grandes sobre los pequeños y la impotencia que se genera. Y es por ello que esté escuchando un cuarteto de cuerda y no a Wagner, "porque cuando escucho a Wagner media hora, me entran ganas de invadir Polonia...!".