Alguien
en silencio despierta a la vida y mira pasar las nubes sobre sus
labios. Levanta la mirada y dice adiós a los pájaros que cruzan por su
frente. El huerto que cultiva ha amanecido lleno de escarcha y, un poco
más tarde, al recibir el primer sol, está fresco y fértil: es el momento
de abrir los esquejes y sembrar nuevos brotes que vendrán a regalar las
visitas de los amigos y alimentar, como
abrazos llenos de ternura, los ojos de todo el amor abierto en ramas.
Ella ha decidido hoy empezar la tarea. Se siente algo cansada, pero sabe
que esa sombra que aún la aturde, pasará, pasará en cuanto se tome un
buen café con sus tostadas de ese aceite puro de oliva virgen extra que
impregna su cuerpo como si ríos de oro que esplenden sus breves jardines
interiores, sus encinas, los viejos oros que ella convierte en
preciosos muñecos de goma eva y otras joyas desprendidas.
Aquí está. Aquí estamos. Desnudémonos de lo viejo y de lo nuevo y traspasemos el ancho mar de nacimientos y de muertes. La soledad es una brizna de niebla que nos llega desde lo más hondo del océano. Nada que no pueda aliviarse- y comienza a sonreír. Es la vida que se abre. Y la manera más dulce de vivir es vivirla. Mira de nuevo hacia arriba y ve pasar las nubes sobre sus labios. Cuando acabe en el huerto, he de llegarme a la Asociación y también a la farmacia, que Miguel está esperando que le mande lo que me encargó y quiero acompañarlo con una carta llena de palabras de esas que nacen en el corazón. Y después a la biblioteca, antes de que llegue Alfonso.
Y entonces cierra los ojos y cierro yo también los míos. La tarea del poeta es no negar el dolor. En algún momento, cuando le hablé de todo ángel es terrible, de Rilke, le dije que el dolor no sirve para nada. El dolor te paraliza y te rompe y despierta lo más triste de todos los sentimientos, de todos los sentidos. El dolor anula la percepción de la belleza, del placer. El dolor te anula. Pero reconozco que, desde que le dije aquellas palabras, algo me ha hecho reflexionar. Bueno algo no, alguien. Ahora creo que el dolor es un conflicto. Pero sin conflictos no hay vida, y existen otros conflictos mayores. El dolor sensibiliza, te abre las carnes y lo que está ahí dentro es el alma. Lo demás es nada, materia. Y luego está su relación con la muerte. Lo que ocurre es que no nos han enseñado a convivir con la muerte, no estamos acostumbrados. Y deberíamos llevarla mejor porque es inevitable. Ella sí lo sabe y se prepara, su amiga Ana dice que está muy bien amueblada y eso es importantísimo y por eso es más libre y más humana y yo la quiero tanto y si cierra los ojos, cierro yo también los míos y me duermo en tu sombra, como si siempre fuera primavera y estuviésemos en el corro de tu casa cuando todo lo ilumina tu sonrisa. La tarea es no negar. Ningún tiempo logrará que se desvanezca la sonrisa de tus labios.
* Profesor de Literatura
Aquí está. Aquí estamos. Desnudémonos de lo viejo y de lo nuevo y traspasemos el ancho mar de nacimientos y de muertes. La soledad es una brizna de niebla que nos llega desde lo más hondo del océano. Nada que no pueda aliviarse- y comienza a sonreír. Es la vida que se abre. Y la manera más dulce de vivir es vivirla. Mira de nuevo hacia arriba y ve pasar las nubes sobre sus labios. Cuando acabe en el huerto, he de llegarme a la Asociación y también a la farmacia, que Miguel está esperando que le mande lo que me encargó y quiero acompañarlo con una carta llena de palabras de esas que nacen en el corazón. Y después a la biblioteca, antes de que llegue Alfonso.
Y entonces cierra los ojos y cierro yo también los míos. La tarea del poeta es no negar el dolor. En algún momento, cuando le hablé de todo ángel es terrible, de Rilke, le dije que el dolor no sirve para nada. El dolor te paraliza y te rompe y despierta lo más triste de todos los sentimientos, de todos los sentidos. El dolor anula la percepción de la belleza, del placer. El dolor te anula. Pero reconozco que, desde que le dije aquellas palabras, algo me ha hecho reflexionar. Bueno algo no, alguien. Ahora creo que el dolor es un conflicto. Pero sin conflictos no hay vida, y existen otros conflictos mayores. El dolor sensibiliza, te abre las carnes y lo que está ahí dentro es el alma. Lo demás es nada, materia. Y luego está su relación con la muerte. Lo que ocurre es que no nos han enseñado a convivir con la muerte, no estamos acostumbrados. Y deberíamos llevarla mejor porque es inevitable. Ella sí lo sabe y se prepara, su amiga Ana dice que está muy bien amueblada y eso es importantísimo y por eso es más libre y más humana y yo la quiero tanto y si cierra los ojos, cierro yo también los míos y me duermo en tu sombra, como si siempre fuera primavera y estuviésemos en el corro de tu casa cuando todo lo ilumina tu sonrisa. La tarea es no negar. Ningún tiempo logrará que se desvanezca la sonrisa de tus labios.
* Profesor de Literatura