Miguel Ricart ha pasado de largo. El único condenado por el crimen de las niñas de Alcàsser llegó ayer a Barcelona y podría tener la idea de viajar al extranjero, alejándose así la posibilidad de que estableciera su residencia en Córdoba, una opción que desveló el pasado martes el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado.
Por la mañana ya se supo que el exconvicto no estaba en Córdoba. Primero fue la Subdelegación del Gobierno con un aséptico "no tenemos constancia de que esté" en la ciudad. Después el alcalde, José Antonio Nieto, con un rotundo "no está en Córdoba". Y por último, fuentes policiales lo ratificaron con estas mismas palabras. Así se zanjaba el asunto de la posible estancia en la ciudad de Ricart, al que Telemadrid había descubierto el miércoles tomando un AVE en Madrid en dirección a Córdoba, ciudad que habría tomado solo como punto de paso hacia su próximo destino. "No me corresponde a mí alertar a otras ciudades o a otras poblaciones y, por tanto, me limito a decir que este señor no está en Córdoba, que no hay motivo para la alarma y que estemos tranquilos", dijo el alcalde a media mañana sin desvelar el trayecto seguido por Ricart. Horas después, la información se completaba desde Barcelona.
CON UN SACERDOTE Ricart llegó allí en un autobús procedente de Córdoba, según fuentes policiales, y podría haber viajado hasta Barcelona con la intención de desplazarse desde la capital catalana a algún país extranjero, aunque este extremo es desconocido por la Policía. Un hombre que viajó en el mismo autobús que Ricart explicó que él se subió en Sevilla y que en algún punto del trayecto lo hizo Ricart acompañado "de un sacerdote y de otras personas que parecían ser policías". El Cuerpo Nacional de Policía había informado a los Mossos d'Esquadra, que tienen la competencia en seguridad ciudadana en Cataluña, que Ricart había tomado un autobús en Córdoba y que llegaría hacia las 14 horas a la Estación del Norte de Barcelona.
A diferencia de la escasa y contradictoria información que se ha venido ofreciendo estos días de atrás en Córdoba, el conseller catalán de Interior, Ramón Espadale, tardó apenas unas horas en convocar una rueda de prensa para aclarar todos los extremos. Así, aseguró que los Mossos d'Esquadra harán un seguimiento "exhaustivo y cuidadoso" al único condenado por los crímenes de Alcàsser, de cuya llegada había sido informada la Generalitat por parte del Ministerio de Interior, de la Policía Nacional y de la Fiscalía, por lo que sabían "desde el primer momento en qué transporte llegaba y a qué hora". "Queremos dar la tranquilidad de que haremos este trabajo de manera exhaustiva, porque entendemos que es motivo de preocupación. Les aseguro que es un seguimiento cuidadoso, exhaustivo y pulcro, tal como prescribe la Fiscalía", señaló el conseller. También afirmó que la vigilancia se llevará a cabo "hasta el último minuto en que esté en Cataluña" y que, si la abandonase, la Generalitat informará a las autoridades.