Constitución DE 1978
ESPAINAKO KOSTITUZIOA / CONSTITUCIÓ ESPANYOLA
CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
La
Constitución de 1978, fruto del consenso político que hizo posible la
Transición a la democracia en España tras la muerte de Franco, puede
definirse con propiedad como la primera Constitución consensuada de
nuestra historia. Recogió, junto a la indisoluble unidad de la Nación
española, el principio de autonomía de las nacionalidades y regiones,
restableció un legislativo bicameral y consagró la monarquía
parlamentaria como régimen político del Estado español, definido como
social y democrático de derecho. El texto supuso la ruptura con el
régimen dictatorial, implantando en España un sistema democrático,
social y altamente descentralizado.
1978
La Constitución tuvo siete padres, pero ninguna madre. Los llamados "padres de la Constitución" fueron Miguel Herrero, José Pedro Pérez-Llorca y Gabriel Cisneros (UCD); Manuel Fraga (AP); Miquel Roca (CDC); Gregorio Peces-Barba (PSOE) y Jordi Solé Tura (PCE-PSUC).
Tras
la muerte el 20 de noviembre de 1975 del General Franco, Juan Carlos I
accede a la Jefatura del Estado a título de Rey. La restauración de la
monarquía auguraba, un nuevo ciclo político, demandado por una sociedad
que se había modernizado y exigía cambios democráticos. Hasta junio de
1976 continuó al frente del gobierno Carlos Arias Navarro, reacio a las
reformas. La represión de los sucesos de Vitoria, en marzo, y los de
Montejurra, en mayo, mostraron el talante del gobierno y su incapacidad
para impulsar un cambio. La oposición, por su parte, ganaba influencia
en la calle y articulaba organismos unitarios para la ruptura
democrática. El 2 de julio el Rey aceptó la dimisión de un Arias,
agotado y sin apoyos, y le encargó formar gobierno a Adolfo Suárez, que
acometió un programa basado en el restablecimiento las libertades, la
legalización de los partidos políticos, la convocatoria de elecciones
libres y la concesión de autonomía a los territorios históricos. El
primer paso fue la Ley para la Reforma Política, llave maestra para
desactivar todo el entramado jurídico-político de la dictadura partiendo
de la legalidad vigente. La ley fue aprobada por las Cortes en
noviembre y validada en referéndum el 15 de diciembre. El apoyo popular a
la reforma fue un duro golpe para la estrategia de la ruptura e hizo
que el PSOE y el PCE aceptaran entrar a negociar con el gobierno.
Entre febrero y abril de 1977 Suárez legalizó a la mayoría de las
organizaciones democráticas, incluido el PCE, y disolvió el Movimiento
Nacional. La extrema derecha y la extrema izquierda intentaron sabotear
el proceso, promoviendo una escalada de la violencia cuyo episodio más
trágico fue la matanza de Atocha. No obstante, el 15 de junio de 1977 se
celebraron elecciones libres. La UCD obtuvo la mayoría relativa,
seguida del PSOE, lo que confirmó el éxito de los grupos reformistas.
Las nuevas Cortes asumieron la tarea de elaborar una Constitución, para
lo cual se formó una ponencia con representación de las principales
fuerzas parlamentarias. Para evitar que el proceso político se viera
afectado por el deterioro económico y la creciente conflictividad
social, el 27 de octubre gobierno y oposición suscribieron los Pactos de
la Moncloa. La presión de los partidos nacionalistas llevó a Suárez a
reconocer, incluso antes de la aprobación de la Constitución, el
autogobierno para Cataluña y el País Vasco.
El
anteproyecto, redactado por una ponencia de siete miembros, se sujetó a
una profunda revisión de ambas Cámaras que duró año y medio, hasta
resultar definitivamente aprobado y sometido a referéndum afirmativo el 6
de diciembre de 1978. El gobierno disolvió las Cortes y convocó
elecciones generales para el 1 de marzo de 1979.