domingo, 22 de diciembre de 2013
¿Que harias si te tocara la loteria?
Es una pregunta que todos nos hemos hecho: si el dinero no fuera una limitación, ¿qué haríamos? Las respuestas son muy variadas, desde comprarse un piso hasta dejar el trabajo, pasando por recorrer el mundo o comprar sin medida. Sin embargo, pocas veces somos verdaderamente conscientes de lo abrumador o complicado que puede ser manejar una gran fortuna.
Callie Rogers fue la británica de menos edad que ganó la lotería: cuando tenía 16 años recibió 1.9 millones de libras (más de 2 millones de euros), y lo que pudo solucionarle la vida le trajo más disgustos que beneficios. A día de hoy esta joven de 26 años tiene apenas 2000 euros en su cuenta bancaria y está preparándose para ejercer como enfermera. ¿Qué ha pasado en estos diez años con su fortuna?
Una fortuna muy poco afortunada
Durante su relación con Nicky Lawson gastó cerca de 289.000 euros en cocaínaLa joven confiesa que cuando ganó la lotería dejó su trabajo y gastó la mayor parte de su dinero en fiestas, drogas, cosméticos, cirugía, vacaciones y regalos. Collie se operó los pechos con el dinero recibido y posó para la revista Closer magazine desnuda, tapando las partes más privadas de su cuerpo con cientos de billetes. Callie conoció al poco tiempo a Nicky Lawson, padre de sus dos hijos mayores, y reconoce que durante su relación gastó cerca de 289.000 euros en cocaína. Esta británica reconoce que sentía la presión de tirar la casa por la ventana y llevar una vida dirigida por la fiesta constante y el glamour. “De repente, era una estrella local”, afirma Callie, “y la gente se acercaba a mí en los bares como si yo fuera su mejor amiga, así que sentía la presión de tener que invitarles a todos a copas. No sabía en quién confiar”.
Así, la fortuna de Callie fue menguando y la joven se quedó sin el dinero del premio. Ahora tiene 26 años, está intentando ser enfermera y busca en Tesco, la famosa cadena de supermercados británica, las mejores ofertas. Su mayor lujo a lo largo de la semana es pedir comida para llevar el viernes por la noche. No obstante, la joven confiesa ser mucho más feliz que antes. Vive en un modesto piso de tres habitaciones en Workington con su nueva pareja, el bombero Paul Penny, y su hijo Blake. “Paul no tenía ni idea de quién era yo o de si había sido millonaria”, cuenta Callie, y recalca que su nuevo compañero se enamoró de ella, no de su dinero.
Una nueva vida
Ahora Callie es una orgullosa madre de familia que cuenta feliz cómo su vida gira en torno a sus hijosCuando echa la vista atrás, esta veinteañera no puede apenas creerse lo que le ha ocurrido: “Fue hace una eternidad”, piensa, y añade tajantemente que “era demasiado joven para ganar la lotería. Creo que alguien de 16 años no debería poder optar al premio”. Era demasiado dinero para alguien tan joven y, aunque uno cree que nada va a cambiar, al final todo cambia, y no siempre para bien. La británica afirma que el premio “casi la derrumba”, y las declaraciones no sorprenden cuando sabemos que Callie ha intentado suicidarse tres veces enestos diez años.
Una vida llena de fiesta y grandes lujos pero carente por completo de sentido deprimió a esta mujer demasiado joven como para saber lidiar con todas las posibilidades que el mundo le ofrecía.
En la actualidad, Callie está muy orgullosa de la vida que lleva. “Somos una familia normal”, alega, y parece que ese adjetivo la tranquiliza. “Compramos en Tesco, ahorramos para las vacaciones, nos quedamos en casa y pedimos comida para llevar”. Las declaraciones no son ya de una joven perdida en un mundo de sexo, drogas y mucho dinero, sino de una madre feliz que cuenta alegre cómo su vida “gira en torno a sus hijos”. Ellos también han tenido que adaptarse a la nueva situación. “Cuando quieren algo caro, tienen que esperar a que sea su cumpleaños o a que llegue la Navidad. Estoy contenta de que crezcan conociendo el valor del dinero”, cuenta Callie.
Parece que ha conseguido una vida más feliz dotándola de sentido. “Durante mucho tiempo, no he tenido ninguna meta. Ahora tengo un trabajo y una vida de la que ocuparme”. Su historia es la prueba fehaciente de que muchas de las cosas fundamentales de la vida no se adquieren a golpe de tarjeta de crédito.