El
cometa ISON, ansiado objeto de deseo de los científicos, parece haberse
desintegrado en su viaje alrededor del Sol, según indicaron los
científicos de la Agencia Espacial estadounidense (NASA), quienes no
hallaron su rastro tras cruzar la corona solar en sus primeras
observaciones.
Fotografía
cedida por la Agencia Espacial Europea y la NASA del cometa ISON
entrando al campo de visión del Observatorio Solar y Heliosférico de
ESA/NASA.El cometa aparece en la parte baja a la derecha y en el centro
se aprecia una nube gigante de material solar llamada CME.
ESA/NASA/SOHO
Entre la comunidad científica había una gran expectación y también una gran división
entre los que afirmaban convencidos que el cometa superaría las altas
temperaturas solares y lograría sobrevivir, y los que, como indican las
primeras observaciones, creían que se desintegraría al acercarse tanto
al astro rey.Después de que los telescopios de la NASA siguieran al cometa hasta sumergirse en la corona del Sol, no hubo pruebas de que surgiese en el otro lado, aunque aseguraron que continuarían analizando las imágenes en busca de algún resto del ISON.
“En este punto, sospechamos que el cometa se ha roto y ha muerto”, indicó Karl Battams, un científico del Laboratorio de Investigación Naval, quien se unió a una charla de la NASA y Google + desde el Kitt Peak Observatory en Arizona.“Vamos, por lo menos, a darle un par de horas más antes de empezar a escribir el obituario”, dijo dejando una pequeña puerta abierta a la esperanza.
Aunque el cometa se haya roto finalmente, ha ofrecido una oportunidad muy rara de ver, ya que ha permitido observar cómo uno de los objetos más antiguos del sistema solar interactuaba con el campo magnético del Sol.
Cuando se acercaba a su punto más cercano al Sol a las 18:48 GMT, la cabeza del cometa se desvaneció y la cola de miles de kilómetros de diámetro se hizo más difusa, lo que también sugiere su ruptura.“No estamos viendo realmente la cabeza del cometa,” dijo Phil Plait, otro de los astrónomos que participó en el Hangout de la NASA sobre ISON.
C/2012 S1 (ISON), visto por primera vez en septiembre de 2012 por astrónomos rusos, es un cometa especial que procede de la nube de Oort, una burbuja que rodea todo el Sistema Solar y que, se cree, está formada por los restos de la nebulosa que dio lugar al Sol y los planetas hace 4.600 millones de años.
Nada más descubrirse, ISON destacó por su enorme brillo -considerando la gran distancia que le separaba del Sol- y, desde entonces, astrónomos de todo el mundo esperaban divididos que el cometa pase su primera prueba de fuego: el paso por el perihelio, el momento en que se acercara más al Sol.
Aunque los científicos han seguido otros cometas de la nube de Oort, Battams dijo que éste fue el primero que ha podido ser grabado pasando tan cerca del astro rey.
“No tenemos idea de cuándo vamos a ver algo tan increíble de nuevo”, agregó.
Los científicos continúan estudiando los cometas para descubrir de qué están compuestos, ya que nacieron junto con el sistema solar hace 4,5 billones de años.
Cuando los cometas pasan lo suficientemente cerca del Sol, su hielo se derrite y el polvo que dejan a su paso da pistas sobre su composición.
“Esto nos da la oportunidad de ver y estudiar estos campos magnéticos de una manera que normalmente no podríamos hacer”, dijo Alex Young, un físico solar del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA. “La naturaleza nos está dando esta oportunidad única para estudiar estos campos magnéticos”, agregó.
Los científicos dijeron que iban a seguir revisando las imágenes captadas por 11 telescopios de todo el mundo que realizan un seguimiento del cometa para saber lo que pasó con él y estudiar los datos que permitan saber más sobre el Sol.
Mientras tanto en las redes sociales los más optimistas aún esperan que el cometa reaparezca para iluminar el cielo. EFEfuturo