¿Será que podemos volver a confiar en aquella persona que nos hizo daño? Resulta que, una vez hecha la cagada , pedir “perdón”, no basta. ¿O sí?
. Después de una encuesta realizada en Facebook (Click aquí para verla ), pude notar que existen dos puntos de vista, los cuales, fueron apoyados por la mayor cantidad de “likes” a los comentarios:
1. “Puedes perdonar, pero la confianza ya no es la misma”
2. “Sí puedes confiar de nuevo, pero solo si esa persona te lo demuestra”
Empecemos por definir qué es perdonar.
¿Qué es perdonar? Difícil pregunta… ¿no?
¿Es lo mismo que olvidar, o no? ¿Perdonar,
acaso, viene con la “obligación tácita” de dar otra oportunidad o no
tiene nada que ver con eso?
¿Qué es realmente “perdonar”?
No me parece correcto imponer mi forma de
pensar/la percepción que tengo yo de las palabras y sus significados,
porque es la suma de nuestras experiencias, la que – a la larga – forma
nuestra manera de ver, sentir y definir.
Para mí, “perdonar”, es mucho más que decir
“ya pasó”/”ya fue” y pretender que todo está bien. El perdón, no es algo
que se “merece”, porque al fin y al cabo, si no perdonamos, estamos
haciéndonos daño a nosotras mismas. ¿Por qué? Fácil, huevona… porque si
toooooodaaa la vida me la voy a pasar nutriendo la ira y/o el rencor que
me puede generar alguien (o la consecuencia de sus actos), voy a ser
una infeliz. Así de simple. Y yo no quiero eso =)
Perdonar (según yo), es aceptar que NADIE es perfect@, y por lo tanto, estamos –tod@s- condenad@s a equivocarnos… consciente
o inconscientemente. Darnos cuenta de lo tontas que somos al esperar
“perfección” cuando ni nosotras mismas lo somos. No entender, que
gracias a las lecciones que aprendemos de los errores que cometemos,
crecemos y somos mejores personas.
El problema no es perdonar; el
problema, es cuando “alguien” se disculpa por el dolor generado y
promete (más de 300 veces) que no volverá a pasar lo mismo… y te vuelve a
cagar.
El problema no es perdonar; el
problema, es cuando sabes que esa persona no va a cambiar, pero te
aferras a la esperanza que te dice que “algún día”, será como tú quieres
que sea.
El problema no es perdonar; el problema, es que te dejes agarrar de cojuda.
El problema no es perdonar; el problema, es seguir cometiendo el mismo error.