Chss, chss. Venga, venga, que le voy a contar un secreto. Lea con atención. Ve la fotografía que hay arriba de estas líneas. Sí, esa. Le presento la estancia: es el restaurante de lujo para diputados de Les Corts Valencianes.
Estéticamente me parece horrible, la verdad. ¿Sabe lo que costó? Yo se lo digo, no se preocupe: 1,8 millones de euros. Si lo quiere en pesetas lo dejamos en 300 millones. Sí, sí, no es broma. Pellízquese, maldiga en voz alta, no se corte querido lector. Se lo repito: 1,8 millones de euros. De usted y míos.
No dejen de mirar la foto. Se la voy a detallar.
Fije la vista al fondo. ¿Ve aquellos paneles de hierro? Sí, sí, los biombos. ¿Sabe lo que se pagaron por ellos? Agárrese: 1.838,91 euros por unidad. Y se compraron cuatro. Yo se lo paso a pesetas, no se preocupe: más de 1,2 millones de pesetas en total. ¿Y de quién era el dinero? ¡Pues nuestro cojones! ¿De quién va a ser?
Sigamos, sigamos que ahora nos vamos a desternillar de risa. Mire a la izquierda. Sí, sí, ahí. Donde están las colchonetas. Vale, perfecto. Fíjese. La colchoneta para descansar las posaderas costó 285 euros cada una. ¿Nunca un culo reposó tan a gusto verdad? Y la de la espalda, otros 335 más por unidad. Y no se crean que se compraron pocas, no, no. Diez de cada modelo. El gasto: 6.200 euros.
Y ve los sillones. En wengué, muy a la moda. Pues 40 unidades a 441,46 la pieza. Ahí es nada. Y también 12 sillas, más modestitas, a 374,99 euros cada una. Y siete estores a 1.500 euros la unidad. Hasta dos butacones, de esos de café, copa y puro que costaron 1.633,90 euros. Para completar el mobiliario, mesas a 654 euros la unidad. ¿Qué le parece? De lujo, eh, de lujo.
Les Corts fue previsora para los días de lluvia y por eso compró también dos paragüeros a un precio de 117 euros la pieza. Pecata minuta. Y lámparas de sobremesa a 92 euros, por aquello de la intimidad.
Espere, espere querido lector, que aún hay más. ¿Quiere saber lo que costó la carpintería? Pues más de 80.000 euros. Todo muy noble. Con sus televisiones de plasma y carrito caliente para que los menús no se enfríen. ¡Un carrito de 4.000 euros! Para subirlo en un ascensor que costó más de 67.000 euros. ¿Qué le parece? ¡Que sí hombre! ¡Hubo que construir un ascensor para llevar los platos calientes de la cocina de la planta baja a la primera! Con un par.
Y encima, para que todo quedara más bonito, se colocó un friso con motivos aztecas o yo qué sé que costó varios miles de euros. En total, más de 200.000 euros para equipar el restaurante de lujo.
¿Quiere saber quién ideó todo esto? Pues Julio de España. El único presidente, repito, el único presidente de Les Corts que ha sido capaz de cerrar un ejercicio en números rojos. Adjudicó la obra por 1,4 millones y al final se terminó con un sobrecoste de 400.000 euros.
¿La empresa? Jiji. No sufra, que esta es buena. Lo hizo la UTE Grupo Mayve-Alcuba que, por casualidades de la vida, se llevó todas las grandes obras en el Parlamento regional con De España al mando. Entre ellas, la sala de prensa de 3,6 millones de euros.
¿Y de dónde vinieron? Pues de donde casi siempre: de Benidorm. Allí, junto a Terra Mítica. Pero no se me asuste, que con esto no quiero decir nada. Aunque siempre tuve la sensación de que a un servidor se le escaparon vivos.
Lo mejor de todo es que el restaurante no sirve para nada. ¿Por qué? Pues porque lleva casi todo el año cerrado. Lo abrieron y sus señorías no fueron. Lo despreciaron ¡Qué no se puede fumar! Derroche, a esto se le llama derroche.
Como ninguna empresa lo quería gestionar, pues hubo que cerrarlo para abrir sólo los días de pleno. Y eso que el menú estaba subvencionado. Sí, como lo oyen. El Parlamento ponía a fondo perdido más de 17.000 euros al mes. Que sí, que no me he vuelto loco: casi 600 euros al día a la basura. Suyos y míos. ¿Explicaciones? Pues no sé, hable con De España.
Ahora, y hay que reconocerlo, el actual presidente, Juan Cotino, ha puesto en marcha un nuevo concurso para reducir al máximo el gasto. Ya era hora. En mucho más de la mitad si es posible. Porque el menú, el de los diputados, hay que mantenerlo subvencionado. Tres platos, bebida y café a 5,50 euros. Y en el restaurante de lujo, 12 euritos. Yo propongo que si no funciona, pues que lo abran al público a precios populares. A fin de cuentas, es de todos.
La ráfaga: Este secreto se lo cuento, querido lector, pero no lo revele: Para qué se compraron 72 vasos de whisky. Y las 72 copas de Supercoñac de 77 cc. Y los 72 vasos de snack. Los ocho cubos champañeros los entiendo, por si hay algo que celebrar, pero lo demás….